sábado, 21 de febrero de 2015

Monjes y evangelizadores

17 DE FEBRERO DE 2015 / MONASTERIODELPUEYO

El 31 de diciembre de 1980, san Juan Pablo magno, en carta apostólica, nombraba patronos de Europa, junto con San Benito, a los santos hermanos Cirilo y Metodio, con el fin de resaltar los méritos de estos dos grandes personajes, que primero como monjes, y luego, como misioneros, llevaron a cabo una grandísima labor cultural y evangelizadora.
Vosotros sois la luz del mundo
Decía así el santo Padre: “Por tanto, con nuestro pleno conocimiento y madura deliberación, con la plenitud de la potestad apostólica, en virtud de esta Carta y para siempre, constituyo y declaro celestes Co-patronos de toda Europa junto a Dios a los Santos Cirilo y Metodio, concediendo además todos los honores y privilegios litúrgicos que, según derecho, competen a los principales Patronos locales”.

Quería destacar de sus figuras un aspecto que es fundamental en nosotros, por constituir nuestro fin específico: su empeño en la evangelización de la cultura en los pueblos eslavos de la gran Moravia.


1-Evangelizadores de la Cultura eslava.

“Estando en Constantinopla, los dos hermanos fueron enviados a Moravia por el emperador Miguel III, a quien el príncipe de Moravia, Ratislao, había hecho una petición precisa: “Nuestro pueblo —le había dicho—, desde que renunció al paganismo, observa la ley cristiana; pero no tenemos un maestro capaz de explicarnos laverdadera fe en nuestro idioma“. La misión tuvo muy pronto un éxito insólito. Altraducir la liturgia a la lengua eslava, los dos hermanos se ganaron una gran simpatía entre el pueblo.

Sufren algunos ataques y persecuciones por parte de los francos, que los habían precedido en la evangelización de la Moravia, y también por los partidarios de laherejía trilingüe (que admitían para la liturgia solamente el hebreo, el griego y el latín). Por eso viajan a Roma para pedir el apoyo del Santo Padre.

El Papa Adriano II, reinante por ese entonces, había comprendido la gran importancia de su excepcional misión. De hecho, desde la mitad del primer milenio los eslavos se habían asentado en gran número en los territorios situados entre las dos partes del Imperio romano, la oriental y la occidental, que experimentaban tensiones entre sí. El Papa intuyó que los pueblos eslavos podían desempeñar el papel de puente, contribuyendo así a conservar la unión entre los cristianos de ambas partes del Imperio. Por eso, no dudó en aprobar la misión de los dos hermanos en la Gran Moravia, acogiendo y aprobando el uso de la lengua eslava en la liturgia. Los libros eslavos fueron colocados en el altar de Santa María de Phatmé (Santa María la Mayor) y se celebró la liturgia en lengua eslava en las basílicas de San Pedro, San Andrés y San Pablo.

Benedicto XVI: “Resumiendo brevemente el perfil espiritual de los dos hermanos, hay que constatar ante todo la pasión con la que san Cirilo se acercó a los escritos de san Gregorio Nacianceno, aprendiendo de él el valor del idioma en la transmisión de la Revelación. San Gregorio había expresado el deseo de que Cristo hablara a través de él: “Soy servidor del Verbo, por eso me pongo al servicio de la Palabra”. Queriendo imitar a san Gregorio en este servicio, san Cirilo pidió a Cristo que hablara en eslavopor medio de él. Introduce su obra de traducción con la invocación solemne: “Escuchad, eslavos todos, escuchad la Palabra que procede de Dios, la Palabra que alimenta las almas, la Palabra que lleva al conocimiento de Dios””[1].
Monje en oración.
San Cirilo crea un alfabeto propio y adecuado a la lengua eslava, que aunque luego fue modificado, recibió el nombre de “cirílico” en honor a su inspirador. San Metodio, luego de la muerte de su hermano en Roma, llevará a término, como obispo, la obra evangelizadora de las tierras eslavas, durante más de 10 años.

Ambos estaban convencidos de que los diferentes pueblos no podían considerar que habían recibidoplenamente la Revelación hasta que no la hubieran escuchado en su propio idioma y leído en los caracteres propios de su alfabeto.

Por eso concluye el santo Padre en la citada audiencia: “En efecto, san Cirilo y san Metodio constituyen un ejemplo clásico de lo que hoy se indica con el término “inculturación”: cada pueblo debe hacer que penetre en su propia cultura el mensaje revelado y expresar la verdad salvífica con su lenguaje propio. Esto supone un trabajo de “traducción” muy arduo, pues exige encontrar términos adecuados para volver a proponer, sin traicionarla, la riqueza de la Palabra revelada.

También nuestro directorio de Evangelización de la Cultura los propone como ejemplo, en el nº 107: «un ejemplo de esto lo encontramos en la obra evangelizadora de los Santos Cirilo y Metodio, que realizaron una verdadera inculturación o “Encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas”. Pues ellos, con la creación, original y genial, de un alfabeto para la lengua eslava dieron una contribución fundamental a la cultura y a la literatura de todas las naciones eslavas».

2-Evangelizar la cultura como religiosos y monjes.

La Evangelii Nuntiandi define la evangelización de la cultura como “alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad” (nº 19).

O sea, renovar la cultura a partir de una fuerza totalmente nueva que es la fuerza del Evangelio. Y como también se afirma en el documento de Puebla: “la evangelización de la cultura “es la penetración del Evangelio, de los valores y criterios que inspiran, la conversión de los hombres que viven según esos valores y el cambio que para ser más plenamente humanas requieren las estructuras en que aquellos viven y se expresan” (Puebla nº 395).

¿Cómo pueden ayudar en esta tarea los monjes? De muchos modos, pero sobre todo por el testimonio de su consagración. En la medida que en una comunidad religiosa sevive auténticamente el Evangelio encarnado en la cultura local, se da el fenómeno delfermento en la masa.

Esto es así porque en la vida consagrada, bien vivida, se da un testimonio concreto de cómo dejarse transformar por el Evangelio.

Y esto es muy importante, ya que en la tarea de la evangelización, la Iglesia está endesventaja. La Iglesia con su moral, exige un cambio interior que no lo hacen las otras religiones. La evangelización cambia el hombre en su interior, mientras las demás religiones se limitan a exigir simplemente una serie de requisitos externos. Pero las actitudes externas son más fáciles que las internas (es mucho más fácil inclinarse hasta tocar la tierra con la frente por un pecado que humillar el espíritu).

Y entonces al vivir bien la vida religiosa damos testimonio de que estas exigencias del Evangelio no son utopías, sino que pueden hacerse vida con la ayuda de la gracia.

De hecho los grandes evangelizadores de los tiempos bárbaros fueron los monjes. Ellos anunciaban con su vida más que con su palabra. Es significativo que san Patricio (monje), haya dejado Irlanda sembrada de monasterios con más de mil monjes cada uno.

El beato Pablo VI en Montecasino: “la Iglesia y el mundo… necesitan… de una pequeña sociedad ideal donde reina, como fin, el amor, la obediencia, la inocencia, la libertad de las cosas y el arte de su buen empleo, la prevalencia del espíritu, la paz, en una palabra, el Evangelio”.

Pero en esto hay que tener cuidado, porque nadie da lo que no tiene; de ahí que la fuerza evangelizadora que tienen los religiosos es que viven ellos mismos las exigencias del Evangelio: tienen el Evangelio como propio, en su propia vida. Justamente por eso dicen nuestras Constituciones que la rama contemplativa “se encuentra a la vanguardia de las obras apostólicas del Instituto”.

EvNu: “los religiosos, también ellos, tienen en su vida consagrada un medio privilegiado de evangelización eficaz. A través de su ser más íntimo, se sitúan dentro del dinamismo de la Iglesia, sedienta de lo Absoluto de Dios llamada a la santidad. Es de esta santidad de la que ellos dan testimonio…

Por tanto asumen una importancia fundamental en el marco del testimonio que esprimordial en la evangelización. Este testimonio silencioso de pobreza y de desprendimiento, de pureza y de transparencia, de abandono en la obediencia puede ser a la vez que una interpelación al mundo y a la Iglesia misma, una predicación elocuente, capaz de tocar incluso a los no cristianos de buena voluntad, sensibles a ciertos valores” (nº 69).

Pidamos a la Virgen del Pueyo, madre de monjes y mártires, nos conceda en este día, la gracia de ser fieles a nuestra parte en la gran obra de la Evangelización de la cultura, viviendo cada día mejor y más santamente nuestro compromiso religioso, en la oración, la obediencia y la caridad fraterna.

[1] Benedicto XVI, AUDIENCIA GENERAL Miércoles 17 de junio de 2009.

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