sábado, 28 de febrero de 2015

Navidad en Fas-Figeri – Parte 2

misionesIVE febrero 27, 2015 Papúa Nueva Guinea

Si no has leído la primera parte puedes hacerlo en: http://misionesive.verboencarnado.net/2015/02/15/navidad-en-fas-figeri-parte-1/
Viernes 19

Hoy por la tarde rezamos el Rosario como todos los días. Les dije que corten alguna flor y después la lleven con ellos. Estaban felices cuando les dije para qué era. Al terminar el Rosario les dije que cada uno mientras que hacemos un canto, le va a ir a dejar la flor a la Virgen, y junto con la flor le pueden dejar una intención, o un pensamiento… Los más grandes que no habían traído flores les pedían a los niños para también ellos poder ir y dejársela a la Virgen junto con sus intenciones.

Me propuse cada día al final del Rosario hablarles de un tema. Ayer del Rosario, hoy de la oración. Nunca tuve un auditorio tan atento. Al final les dije si tenían alguna pregunta y los hombres con sencillez de niños me preguntaban: “¿pero sí voy caminando en la selva y no puedo hacerme la señal de la cruz (por la carga que llevan…) puedo rezar igual? ¿Dios me va a escuchar?” Otro “¿si yo no suelo rezar todos los días, Dios igual me va a escuchar?”



No sabía cómo preparar las prédicas. Pero después se me hizo mucho más fácil, buscando de hacerlo bien sencillo me di cuenta que no hay nada más preciso y sencillo que el evangelio. Hoy les hablé de la oración. Y me pregunté: ¿cómo lo enseño Jesús? Recordé la parábola del juez injusto y la viuda, la parábola del fariseo y el publicano…. Sencillísimo! Me acordé de aquella oración “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños”. Y para predicarles, me di cuenta que no tengo que trabajar mucho el texto evangélico. Todo les cae como de molde, y da la impresión de que muchos por primera vez escuchan hablar de los misterios divinos y la moral evangélica. Las cartas paulinas también les caen de lleno, el evangelio y sus exigencias lo escuchan (me imagino yo) como se lo escucharían los paganos a los primeros apóstoles.

Es así. Son muy sencillos y como niños. Pero también como sencillos, son rudos o atrofiados (por decirlo de algún modo) por las miserias de la naturaleza aún no evangelizada o redimida. Por ejemplo me encontré un hombre que vive en la selva. Tendrá unos treinta años. Feliz me contaba cómo había podido conseguir mujer… Por un cambio entre las familias…. Él entregó su hermana en matrimonio a otro, y a él le dieron la hermana del mismo, una chica que apenas debe tener 17 años. Si bien a los ojos de ellos tampoco está del todo bien lo que hace, igualmente está totalmente avalado por sus costumbres. Nadie se puede quejar. Y la pobre chica no puede hacer nada. Se me revuelve el estómago cada vez que me acuerdo. Otro ejemplo de lo mismo de esta crudeza o falta de evangelio en sus vidas o cultura es la poligamia que algunos practican, o el vicio del alcohol para algunos otros. También es muy común, el tomar por esposas a niñas o muchachas más jóvenes. Las toman por derecho, por intercambios. Si una mujer se casa, el hermano (o primo o familia) de la mujer tiene derecho a que le den la hermana (o prima o familia) del casado. Ahora hay varías señoras de 30 o 40 años que están viudas por esto mismo, porque cuando las casaron ellas eran solo niñas. Otro ejemplo son los miedos y creencias que muchas veces tienen y que les hacen hacer o dejar de hacer tal o cual cosa, y éstos rigen sus vidas más que el evangelio.

Por la noche me quedé charlando con el maestro y su familia junto al fuego y me contaba y explicaba un poco de algunas creencias y costumbres paganas del lugar. Mientras charlábamos, la hija apagó el fuego…. Le pregunté por qué, y me dijo que lo hacía para que el “sanguma” no se vaya a aparecer en las llamas. Les expliqué cómo satanás se alegra cuando le tomamos demasiado miedo y respeto. También le conté que a un bautizado no le puede hacer nada, y que el demonio tiene terror a la Virgen. Por eso hay que invocarla cuando tememos al demonio o cuando él mismo nos tienta. Me asombré y alegré mucho cuando vi que después de lo que les conté, la misma chica encendía el fuego.
Sábado 20

Después de la Misa por la mañana nos organizamos un poco más con los monaguillos, practicando las respuestas del pueblo de la Santa Misa y los cantos. En la Misa de ayer le hice señas al cantor para que largue con el santo. Pensó un ratito, y largó el gloria lleno de entusiasmo… lo cantamos todo y seguí con la plegaria. Paciencia…

Por la tarde fui al Rosario como estaba programado. Me preparé bien porque iba a hablarles de la Confesión. Iba en camino hacia la villa y después de cruzar el río, veo niños que iban y venían. Y después otros jóvenes más grandes que pasaban corriendo con arcos y flechas. Después me contaron que le dieron a un ciervo y lo vienen persiguiendo. Estaba por ahí, en los alrededores de la villa. Ya le habían clavado dos flechas, entonces no podía estar muy lejos me dijeron…. Obviamente el Rosario no podía empezar. Estaban todos en “otra”, y creo que el padre también… Escuchamos gritos a lo lejos. Era la tercera flecha que le clavaban. Pero con eso el ciervo se internó más en la selva y se hizo de noche. Todos volvieron, se tranquilizaron y comenzamos con el Rosario y confesiones.
Domingo 21

En la santa Misa les prediqué de la Eucaristía. La Colecta muy generosa, k 120 (50 dólares), nunca pensé que la iban a hacer.

Durante la Misa mataron el ciervo… Entre dos hombres lo traían colgando del palo al que lo habían atado. ¡Un ciervo enorme! Yo lo vi pasar por el costado mientras celebraba. Un monaguillo hizo una inclinación con mucha reverencia al altar y se fue a verlo. Después de la Misa lo fuimos a ver. Me estaban esperando a mí para que lo vea antes de que lo desposten. Sacamos unas buenas fotos, y todos muy contentos se fueron a un pequeñito arroyo a limpiarlo y despostarlo. Con machetes sobre unas hojas de palmeras en el mismo arroyo lo cortaban y despostaban, de modo que el agua pueda mantener la higiene. Lo despostaban a las buenas de Dios y ahí mismo, cada uno se iba llevando un pedazo a su casa. Todos participaban de los beneficios. Son como una gran familia (literalmente hablando).



Después, mientras que las mamás lo cocinaban, los hombres se habían juntado a organizar la Navidad y el día de la bendición del templo. Yo estuve con ellos un poco y después me fui a visitar algunas casas. También había llevado la red de vóley a la Villa. Armaron una cancha y jugamos. Un poco rústicos, pero jugamos los hombres solamente. Los más jóvenes de 15-18 no jugaron, sólo miraban. Jugamos con cambio de saque…., creo que hace unos 10 años que ya no se juega así.

Pude visitar un caserío apartado, Kwila Kamp. Donde me decían que nunca antes había ido un sacerdote a sus casas.





Por la noche después del Rosario les hablé de la gracia. Que es la vida de Dios en nosotros. Les explicaba cómo puede crecer nuestra vida espiritual al igual que la corporal. Cómo el pecado mata la vida del alma quitándonos esa vida de Dios que hemos recibido en el Bautismo…. Y luego dos me preguntaron, un señor primero y después una anciana: ¿qué pueden hacer para recuperar esa vida de Dios si caen en pecado y por varios meses no viene un sacerdote a sus villas para confesarlos?…. Me quedé un momento en silencio. ¡Pobre gente!

Al llegar a la casa, nos sentamos junto al fuego con Jorge, el profesor, y algunos otros. Y mientras fumaban cigarros caseros (con tabaco de sus propias huertas envueltos en hojas de diario) me hicieron muchísimas preguntas sobre costumbres y creencias del lugar. Cómo se podrían explicar, qué dice la fe sobre eso. A mí también me sirvió muchísimo para saber más de ellos y apuntar mejor en las prédicas.
Lunes 22

Fuimos a la selva a ver si teníamos suerte y cazábamos algo. Caminamos 4 horas cruzando arroyos y monte. Vimos solo rastros, y al volver nos dijeron que a unos 100 metros de la casa vieron pasar tres ciervos. Y un poco más allá, dispararon a un chancho dos flechas…. ¡Me tendría que haber quedado! (El chancho con las dos flechas, según me dicen, ya en cualquier momento lo encuentran, mañana van con los perros a ver si lo ven y lo terminan de matar). Al volver por la selva, seguimos un río no muy grande, de dos o tres metros de ancho, e hicieron algo muy curioso: agarraron unas ramas de no sé qué arbusto y las molieron poniéndolas sobre una piedra y golpeando con otra sobre las ramas. Las ramas ya molidas o licuadas las tiraron al río. Eso hizo una gran cantidad de espuma blanca y por dónde pasaba la espuma, los pescados iban quedando como tontos o muertos y así mismo los iban recogiendo. Eran bagres o como truchitas de no más de 20 cm…. Pero más que suficiente.



Por la noche les hablé de la familia y del matrimonio. Estuvo muy bueno. Les hablé largo, pero pusieron muchísima atención e hicieron muchísimas preguntas. Yo me había preparado bien. Les leí el Génesis y luego lo que Cristo había dicho…. Les hablé contra la poligamia especialmente, y de cómo las mujeres no pueden ser tratadas como dinero…. Cómo los padres tienen los hijos a cuidado suyo pero son de Dios, y no pueden entregar una hija como si nada a un desconocido…. Las inconveniencias del matrimonio entre primos… Cómo los antepasados practicaban cosas distintas porque aún no conocían a Cristo y a su evangelio. Pero ahora ellos si conocen la Verdad.
Martes 23

Por la mañana después de la Misa, para sorpresa mía, se organizaron en distintos grupos y unos preparaban y practicaban los cantos para el 24. Otros los bailes para el mismo día. Otros se pusieron a levantar el templo que vamos a usar acá en el colegio para la noche del 24. El templo está hecho con cañas y adornado con toda clase de flora. Otros prepararon un drama… Lo más parecido a nuestros divagues de san Felipe Neri. Les encanta prepararlo. Los que lo preparaban eran mayores y todos los niños estaban alrededor mirando y matándose de risa.



Por la mañana también, todos los días después de la Misa me siento afuera con los niños y les muestro las estampitas que envió la abuela de Mili (imágenes catequéticas y de la historia sagrada), les encanta. Y aunque saben muy poco, me imagino que con estas imágenes les debe quedar bien grabado.

Hoy fue el último día que nos juntamos por la noche a rezar el Rosario como preparación para la Navidad. Después del Rosario, les hablé de la muerte, el alma, las postrimerías y algunas cosas que me habían quedado en el tintero como satanás y los espíritus….. Cosas muy confusas para ellos. De nuevo una alegría poder explicarles cómo satanás ya fue vencido por Dios y por los hombres también, al haberse hecho hombre Dios mismo, y cómo satanás teme y huye al escuchar el nombre de María. Me preguntaron y así pudimos hablar de cómo muchas costumbres o tradiciones que tienen no son buenas, sino que son inspiradas por satanás. Porque sus antepasados aunque muy buenos, todavía no conocían a Cristo y así satanás tenía poder e influencia sobre sus costumbres…. Muy lejos de enojarse me lo confirmaron, y alegres me agradecían que les diga así de claro las cosas. La verdad que no es exagerado lo que digo. Todavía tienen mucho de paganos y costumbres que sí no son inspiradas por Dios o por una natura ordenada no pueden ser más que inspiración del demonio.

P. Martín Prado

miércoles, 25 de febrero de 2015

JESUCRISTO Y LA VIRGINIDAD CONSAGRADA


martes, 24 de febrero de 2015

DIFERENCIA ENTRE LA IMAGEN DE DEVOCIÓN Y EL ÍCONO

Por P. Agustín Spezza, IVEfebrero 15, 2015Reflexiones sobre Arte Sacro

Autor: P. Alfredo Sáenz S.J. De su libro “El icono, esplendor de lo sagrado”.

IMAGEN DE CULTO E IMAGEN DE DEVOCIÓN



En el ámbito oriental el icono no es simplemente una imagen de tema religioso. Es una imagen sacra, cuyo lugar propio es el culto. A semejanza de la palabra, forma parte integrante de la liturgia. Por eso luego que el artista termina de pintar su icono, un sacerdote debe consagrarlo. Este rito realiza una verdadera “desprofanización”: la Iglesia lo retira del plano puramente artístico y lo ubica en el mundo de los “sacramentales”, lo carga con una misión cultual. A nosotros, los occidentales, no nos sorprende encontrar en un anticuario un cuadro de tema religioso, pero nos chocaría ver allí un cáliz en pública subasta. Para un oriental el escándalo es el mismo: ya se trate de un vaso sacro o de un cuadro sacro, la profanación es semejante.

Quede pues en claro que a diferencia del cuadro de tema religioso, el icono es arte sagrado. Ya se lo utilice en el orden doméstico para la oración familiar, o en la iglesia para la liturgia, es siempre objeto de un verdadero culto, lo que lo diferencia sustancialmente de la simple imagen de piedad, que con frecuencia se usa tan sólo con fines de ornamentación. De ahí que los cristianos del Oriente consideran una profanación toda actitud que signifique falta de consideración por los iconos, por ejemplo fumar delante de ellos. Exponerlos en un museo equivale simple y llanamente a una desacralización. Si no es venerado, el icono deja de ser tal[1].


Me han contado que como algunos iconos muy apreciados, por ejemplo el de la Trinidad de Rublev, se encuentran ahora expuestos en museos, los rusos tratan de visitarlos y de rezar silenciosamente delante de ellos, precisamente para que no se reduzcan al estado profano. Ya hemos dicho cómo el hecho de que el icono lleva el nombre de la persona que representa, significa que de algún modo participa en la riqueza inagotable de su ser personal. La plegaria y la invocación, sobre todo cuando son cultuales, atraviesan el puente que une el icono con lo que en él se figura. Al decir de San Germán de Constantinopla, la oración ante el icono es una especie de “sacrificium laudis, que por Cristo se eleva al Padre, esto es, el fruto de los labios que confiesan su nombre”[2].

A nuestro juicio, nadie ha penetrado como Guardini en la diferencia que existe entre lo que él llama “imagen de culto” e “imagen de devoción”. Expongamos aquí lo principal de su análisis.


Imagen de culto, el Cristo Pantocrátor de Monreale

Por imágenes de culto entiende Guardini al Cristo de Monreale, la Madonna de la iglesia de Torcello, los Santos de San Apolinar y todo lo a ellos semejante en mosaicos, vitraux, esculturas y pinturas. En cambio, llama imágenes de devoción al Cristo de Miguel Angel, la Madonna de Tiziano, las figuras de Rafael, Rubens, y cuanto tiene algún parentesco con dichas imágenes.


Imagen de devoción: Transfiguración, Rafael


La imagen del culto no procede de la experiencia interior del artista, sino del ser y el gobierno de Dios, que obra sobre el mundo a través de sus palabras y de sus “gestas”, y particularmente por el misterio de la encarnación del Verbo. De esta realidad y este gobierno salvador de Dios procede la imagen de culto, cual instrumento de la economía de salvación. La imagen de devoción, en cambio, brota de la v ida interior del individuo, sea del artista o del que la encarga, sea delpueblo o de la época, con sus corrientes y tendencias propias. También este tipo de imágenes se refiere a Dios y a su gobierno, pero como procediendo de la piedad humana. Es decir, mientras que la imagen de culto parece venir de la transcendencia, la imagen de devoción surge de la inmanencia, de la interioridad.

Estamos acostumbrados a equiparar lo religioso con la interioridad; mientras así lo hagamos, nada podremos entender de la imagen de culto, porque ésta no tiene “interioridad”, o mejor, interioridad humana, psicológica. Si se quiere seguir hablando de interioridad habría que atreverse a decir que en dicha imagen se hace perceptible la interioridad divina. Tampoco puede buscarse en la imagen de culto ningún tipo de “psicología”, en el sentido habitual de la palabra.

En la imagen del culto Dios se hace presente. (…) Por cierto que el cristiano, mirando una imagen de Cristo no dirá: “Esto es Cristo”. Pero si se trata de una auténtica imagen de culto y él es capaz de verla como corresponde, entonces tampoco dirá meramente: “Esto representa a Cristo”. Lo que entiende es una tercera cosa, distinta de las otras dos. Frente a semejante postura, la sensibilidad de la Edad Moderna tiende a tacharla enseguida de “cosificación” de lo religioso, de magia, de primitivismo. En realidad ello significa no que el hombre moderno sea un hombre superior, sino simplemente que ha perdido un órgano, el único órgano que le permitiría captar esa cosa especial. Se le puede llamar el órgano para el misterio, o para lo litúrgico, o dicho más en general, para el símbolo. De lo que se trata es de una forma propia de presencialización, que no se puede e reducir a otras: la presencia mediante la imagen sagrada.

Podría decirse que en la imagen de culto priva lo divino, y en la imagen de devoción predomina lo humano. Esta última no intenta expresar tanto la realidad sagrada cuanto más bien la realidad experimentada. Lo que en ella habla es el hombre. Ciertamente el hombre creyente y piadoso, pero siempre el hombre. Ante la imagen de culto uno no se pregunta: ¿quién la hizo, cómo la realizó? Con frecuencia esas imágenes son anónimas. La obra humana queda en un segundo plano. Lo que resalta es la presencia sagrada. En cambio, la imagen de devoción revela primordialmente la personalidad de un hombre determinado, el artista. El que hace una imagen de culto no es un “creador”, si tomamos esta palabra tal como solemos emplearla, sino un servidor, alguien que obra con una finalidad bien determinada: hacer posible la presencia de lo sacro. En la imagen de devoción, el hombre tiene una iniciativa completamente distinta. No busca configurar un marco donde pueda ingresar la presencia, sino representar lo que imagine su fantasía.

La imagen de culto está en relación con el dogma, con el sacramento, con la realidad objetiva de la iglesia. Por eso el que la lleva a cabo ha de someterse a una misión e incluso un control por parte de la Iglesia. En la imagen de culto se prolonga el dogma, la verdad de la fe, el orden sacramental, que no proceden de la experiencia interior, sino de Dios y de la sagrada doctrina. Está hermanada con la teología y, desde este punto de vista, una imagen puede constituir una herejía objetiva. De modo totalmente diverso ocurre con la imagen de devoción, en estrecha relación con la vida individual del cristiano.

La imagen de culto es sagrada, en el sentido estricto de la palabra, imagen de majestad. Si bien atrae por su belleza, es fascinans, en ella se hace también perceptible lo tremendum, lo inaccesible de Dios, consolidando en el hombre el sentido de su creaturidad. La imagen de culto destaca las fronteras que separan al hombre de lo divino. La imagen de devoción, por el contrario, tiende puentes, manifestando más bien la semejanza entre lo humano y lo divino.

El lugar pertinente de la imagen de culto es el ámbito de lo sagrado. Se accede a ella desde lejos, en forma de peregrinación, y luego uno se vuelve a apartar de ella, regresando al lugar de origen, a la casa, a la patria, conmovido y santificado. Es cierto que en ocasiones puede ser llevada por las calles y el campo, pero no se queda allí, sino que regresa a lo sagrado. Tampoco tiene su lugar natural en una casa. Y cuando, a pesar de ello, como acontece en el Oriente, está en una casa y se la percibe tal como es, inmediatamente forma un enclave sacral; un lugar reservado en la pared, un rincón, un cuarto, en prolongación de lo sagrado nítidamente distinguido del restante espacio utilitario. La imagen de devoción, por su parte, aunque se halle en una iglesia, lo está en cuanto que la iglesia es considerada, antes que el lugar de los misterios divinos, como un ambiente religioso, un sitio de edificación; está allí cual un adorno, sin distinguirse del modo como se encuentra normalmente en una casa, en la pared de un cuarto. El llegar hasta ella y el retirarse, no tiene un carácter cualitativo, sino sólo espacio-temporal.

La auténtica imagen de culto proviene de la inspiración del Espíritu Santo. Es cierto que toda obra de arte exige no sólo dotes en su autor sino también inspiración, y en este sentido, si es auténtica, tiene cierta dependencia del Espíritu Santo. La imagen de culto, sin embargo, está en un sentido especial bajo la dirección del Espíritu: sirve a su obra en la Iglesia, de modo annálogo a como le sirve la inteligencia cuando hace teología (cf. Ex 33, 31-34), o el vidente cuando profetiza. Quizás sea lícito incluir el don del arte sagrado entre los “carismas” del Espíritu, de que habla San Pablo[3].

Termina Guardini sus reflexiones afirmando que la imagen de cuto tuvo su período de esplendor en los tiempos pasados, entre los que señala el primitivo cristianismo, el románico y el primer gótico. Obviamente hemos de agregar, en el ámbito oriental, el arte bizantino y su derivación rusa. Luego predominaron las imágenes de devoción. Y cierra su artículo preguntándose: ¿Será todavía hoy posible la imagen de culto?[4].

Nos parece que un excelente complemento al análisis de Guardini nos lo ofrece Evdokimov cuando, refiriéndose a este tema, dice que toda obra puramente estética se abre en un tríptico cuyas partes son el artista, la obra y el espectador. El artista ejecuta su obra y suscita una “emoción” admirativa en el alma del espectador. El conjunto está encerrado en este triángulo del inmanentismo estético. Y aun cuando la obra de arte verse sobre un tema religioso, y consiguientemente la emoción se haga sentimiento religioso, éste no proviene sino dela capacidad subjetiva del espectador para experimentarlo, y no es pato para enmarcarse en el contexto del misterio litúrgico. El arte sacro del icono, por el contrario, trasciende el plano emotivo y por eso, no haciendo concesiones a la sensibilidad, se muestra con una cierta sequedad y despojos hieráticos. En razón de su función litúrgica el icono rompe el triángulo estético y su inmanentismo consiguiente, abriéndose a un cuarto principio que está más allá del triángulo, a saber, la trascendencia. Ante la parusía teofánica el hombre se prosterna en adoración[5].



[1] Cf. T. Spidlik, El icono, manifestación del mundo espiritual, en Gladius 5 (1986). 97. Spidlik cita en su favor un texto de Florenskij: “Fuera de su relación con la luz, fuera de su función, la ventana es como inexistente, muerta, no es una ventana: arrancada de su relación con la luz no es sino madera y vidrio… Lo mismo ocurre con los iconos, representaciones verbales de apariciones misteriosas y sobrenaturales”: Le Porte Regali…, 59 s.

[2] Epist. II: PG 98, 177.

[3] Cf. 1 Cor, 12. Si también el arte de devoción depende en alguna forma del Espíritu, el toque divino sólo se traduce en la creatividad individual, sin explícita ordenación al ámbito de los misterios sagrados.

[4] Cf. Imagen de culto e imagen de devoción (Kultbild und andachtsbild), en Obras I, Cristiandad, Madreid, 1981, 335-349.

[5] Cf. L’art de l’icône…, 155.

lunes, 23 de febrero de 2015

Navidad en Fas-Figeri – Parte 1

misionesIVE febrero 15, 2015 Papúa Nueva Guinea

Queremos publicar las crónicas escritas por el P. Martín Prado en las selvas Fas y Figeri en la misión de Papúa Nueva Guinea. Este escrito, a forma de diario, lo escribió el P. Martín para su familia y amigos. De ahí su particular estilo. Sin embargo, hemos decidido publicarlo, considerando que será provechoso y edificante para todos los miembros de nuestra familia religiosa. Dada la extensión de las crónicas, las dividimos en cinco partes.

Con Tomás y Maxi decidimos que uno de nosotros podría ofrecerle ayuda al obispo para esta Navidad, yendo a algún lugar más necesitado de sacerdotes en la selva. Fui a ver al obispo. Me dijo que en ese momento estaba disponible la avioneta para ir muy lejos, pero que había un sacerdote que estaba sólo en Utai, a unas 4 horas en vehículo (desde hace pocos años algunas comunidades en la selva tienen acceso en vehículo, 4×4, gracias a las compañías que deforestan). Me dijo que podía ir allí, o si yo no tenía problema, mejor sería que vaya a ayudar a Fas, otra base o centro de misión dependiente de Utai, pero muy poco atendida, porque el párroco debe atender además de la parroquia, otras 60 villas. Para llegar hasta estas uno tiene que caminar dos días o conseguir un vehículo que lo lleve, y en el 2014 sólo una vez los había podido visitar. La dificultad era que en Fas, no había casa para hospedarse ni capilla. Yo pensé: “en Bariloche la pasábamos así un mes con los seminaristas ¿no me voy a animar ahora para poder celebrarles la Navidad a no sé cuántas gentes?”
16 de diciembre

Salimos con una Land Cruiser del obispado. Compré algo de comida, preparé una mochila, la sacristía, y le pedí a la diócesis una pelota de fútbol y un panel solar portátil grande como una tablet para cargar el celular y tener algo de luz.

Nos dirigimos primero hacia Utai, yo quería ver al párroco y hablar con él antes y llevarle algún regalo de Navidad. Cuando llegué, no estaba el padre. Había ido a visitar comunidades en la montaña. El padre se llama Fredrib. Lo fuimos a buscar con nuestro vehículo cuando volvía, cerca de un río. Feliz de vernos, a mí y a un seminarista que había venido conmigo para acompañarlo.

Le traje té, ya que me dijeron que le gustaba. Pudimos hablar un poco de lo que concierne a la pastoral. Igualmente él está recién llegado y aprendiendo pidgin. La parroquia estaba sin sacerdote antes de que él llegue. Parece que en su momento Utai fue un súper centro de misión: cultivaban arroz, tenían vacas, había una comunidad de monjas filipinas. Ahora nada de eso. El pobre cura vive en una casa que se le cae a pedazos. Me dio mucha pena, y para colmo no tuvo una formación muy tomista por decirlo de algún modo. Le propuse y ordenamos y limpiamos un poco la casa. Ahora está sólo porque su compañero se enfermaba mucho de malaria y tuvo que ir a Vanimo a descansar y recuperarse.
LA CASA DEL CURA EN UTAY
Miércoles 17

Hubo una gran tormenta por la noche, los ríos crecieron y los caminos estaban muy arruinados, cosa que impidió la salida hacia Fas por la mañana. Los ríos estaban muy crecidos y el único vehículo que hay en Utai estaba del otro lado del río. Pero vino un señor y me dijo que iba a tratar de hacer lo imposible para poder llevarme a Fas. A las dos o tres de la tarde cayó con una Land Cruiser de la compañía que trabaja deforestando por allí cerca.

Antes de que salgamos vino un muchacho, Gabriel, de 18 años. Cayó de la nada diciendo que me quería acompañar en estas dos semanas. Parece muy bueno. Me dicen que cursa la secundaria en Vanimo y allí es amigo de un sacerdote, al que le ayuda como monaguillo. Hoy en el viaje que hicimos a pie se cargó todo y rezaba el Rosario muy bien. Fue providencial porque su familia es de Fas y conoce a todos, sabe hacer de monaguillo y preparar todo para la Misa, y es robusto por las dudas…ja.

Salimos con la Land Cruiser, adelante iba el P. Fredrib y yo iba atrás en la caja con varios más que nos quisieron acompañar, entre ellos algunas de las chicas del hogar de las SSVM, que ahora están de vacaciones. Íbamos bastante apretados, yo parado, pero todos contentos. En el camino me di cuenta que el chofer estaba medio tomado, un peligro manejando y más en estos caminos, allí me encomendé a la Virgen de Luján junto con algunos de los pasajeros.
EN LA CAJA DE LA CAMIONETA

Después de hora y media de viaje llegamos a un punto en el que ya no podíamos seguir más con el vehículo. Dos caminos llegan a Fas, uno estaba cerrado (la compañía lo cierra para evitar que les roben gasoil a las máquinas) el otro estaba bloqueado por un gran árbol que había caído la noche anterior. Entonces pensamos qué hacer. Podíamos regresar a Utai e intentar volver al otro día. Pero después de tantas dificultades para encontrar vehículo no me quería arriesgar, además perdería uno o dos días más. Les dije que seguíamos a pie.

CUANDO NOS DEJARON Y SEGUIMOS A PIE


ESTOS SON LOS QUE ME ACOMPAÑARON CAMINANDO HASTA FAS. GABRIEL ES EL DE BLANCO
Ahí mismo Gabriel, el chico que me acompaña, tomó la sacristía, una valija bien pesada y otros jóvenes tomaron las demás cosas que traía. Caminamos dos horas más con un paisaje hermoso, montañoso. Me acordaba a las caminatas del Cañón del Atuel. Como siempre, con los jóvenes se hace llevadero.



El mismo señor que había conseguido el vehículo ahora me acompañaba caminando, y se nos adelantó. No paró un momento para llegar antes que nosotros y avisar a la gente que el sacerdote estaba llegando. Después me enteré que les dio instrucciones y los amenazó con que iba a volver a ver si me habían atendido bien.

Después de caminar un rato me resolví a poner todo esto por escrito. De entrada no pensaba hacerlo, me parecía un poco ostentoso o como si se fuese a viciar la rectitud de intención…. contar “mis” anécdotas, “¡OH! ¡EL MISIONERO!”… Se entiende, típico escrúpulo del que no es humilde y piensa que lo que tiene es por mérito propio y por eso no lo muestra o comparte. En el camino, subiendo y bajando las montañas en ojotas[1], cargando una pesada mochila y con la sotana toda transpirada[2]… En esta circunstancias tomé más consciencia de la gracia que Dios me daba, poder venir a un lugar así a anunciar el evangelio, pasar por estas dificultades y travesías solo con el propósito de anunciar su evangelio, llevar la gracia y salvación a estas almas…. Eso en nada lo merezco. Es un honor y gracia inmerecida, y por tanto tengo que compartirlo. No tengo que gloriarme y por el contrario si no lo compartiese sería un tanto egoísta e injusto, porque estoy acá como misionero del IVE. Mis alegrías o dificultades son también de ustedes. Mañana otro toma mi lugar y yo el de él. Esto no es obra mía sino de la querida Congregación e Iglesia.

Llegamos al atardecer. Las dos villas y la escuelita están en un valle y bajando de la montaña teníamos una vista hermosa del lugar. Se veían las dos villas, Fas y Figeri, distanciadas unos dos quilómetros la una de la otra, las dos a la orilla de un río, y entre ambas, en la rivera opuesta un colegio primario con dos humildes casas para los dos profesores que atienden la escuela. Un poco más allá está la casa del enfermero con una pequeña sala de primeros auxilios.

No sabían que yo venía. Pero ahí nomás prepararon una casa, limpiaron y le pusieron una colchoneta y una batería como de moto, para que pueda tener luz.

Llegamos y nos fuimos a un arroyo a bañarnos. Esto de llegar cansado, con calor y sucio e ir a un arroyo o río y bañarse es espectacular, te relaja mucho…. Tal vez si lo tenés que hacer todos los días del año te cansaría un poco, pero en estas circunstancias es muy relajante. Aprovechás a charlar. En todos lados ya tienen un lugar señalado: el “wara man”, agua de los hombres. Sólo ellos pueden ir ahí y se bañan a lo Adán, ja.



Pude hablar con el catequista del lugar y me dice que ahora mismo por la noche va a ir a las comunidades más cercanas a avisar que el padre llegó y que mañana hay Misa por la mañana. Cuando le pregunté si 7 am era muy temprano, me dijo que no había drama, que iban a estar todos felices y que iban a ir al horario que sea.
LA HABITACIÓN EN LA QUE LEO O PREPARO LOS SERMONES, ES LA MÁS FRESCA

Me dicen también que en Figeri, han hecho un hermoso y grande templo, que aún no han celebrado la Misa allí, que tengo que bendecirlo, inaugurarlo… ¡Qué gracia y qué necesidad de sacerdotes! Ya lo tenían listo hace un tiempo pero aún no tenían un sacerdote para bendecirlo.

Jueves 18

Por la mañana celebré la Misa en un aula del colegio y vinieron muchos de las dos villas cercanas. Después me senté con el catequista e hicimos el programa para estos días. Nos metimos en una casa que usan para cocinar, de techo de morota, paredes de palos y todas las casas elevadas del suelo, con piso de tablas. Son las más frescas. Ahí organizamos: Bautismos, Confesiones, Rosario todas las tardes con prácticas de cantos para Navidad, competencias deportivas para Navidad, marcamos un día para a ir a otras villas más lejanas a confesar, bautizar y celebrarles la Santa Misa. Estaban muy contentos y conformes con todo. Cuando charlábamos me tomé unos mates. Miraban asombrados y contentos: súper observadores. Escribimos el programa en tres hojas para que en cada villa vean el anuncio. Después me di cuenta que lo que más funciona es el anuncio por transmisión oral. Son pocos los que leen. También escribí una carta para que le manden al párroco, preguntándole si quiere venir él para inaugurar el templo y si le parece que lo pongamos bajo el patrocinio de San Juan Pablo II. Ni la Villa ni el templo tienen patrono. Me preguntaron y yo les propuse ese nombre, les conté un poco de él, que era el primer y único Papa que ha visitado PNG. Estaban felices.

Este lugar, unos años atrás fue centro misional, con capilla y casa para el sacerdote que venía de paso por unos días y una escuela primaria. Ahora no queda nada de eso, apenas queda algo de la antigua escuela. Hace unos 6 años con la ayuda de las compañías que extraen madera de la selva, se pudieron levantar unas nuevas aulas y los mismos lugareños hicieron dos casas para los profesores, para los dos únicos que atienden la escuela. Yo estoy viviendo en la casa de uno de ellos, que se fue a pasar la Navidad a su pueblo. También hace un mes han puesto un centro de primeros auxilios que está a unos 200 metros de la escuela. La zona es más que tranquila, aquí vivo solo yo y la familia del profesor. A unos 2 km hacia la izquierda cruzando dos ríos (no muy grandes, el agua te llega a las rodillas) hay una de las villas: Fas; y lo mismo hacia la derecha, a 1 km, cruzando sólo un río, está la otra villa, donde han hecho una nueva capilla (ahora la única de toda la zona): Figeri.

Me fui a refrescar al río y les pedía me hiervan agua para comer unos nudels. Después me recosté un momento en la hamaca paraguaya que me hizo un parroquiano en Vanimo. Me dormí profundamente…

Por la tarde fui a visitar las dos villas más cercanas que tengo: Fas y Figeri. Hermosas y pintorescas, bien chiquitas, unas veinte casas, pero más que 20 familias, porque acá el concepto de casa y familia es muy distinto, viven como en clanes.



Para ir a ambas villas tenés que cruzar ríos a pie. Todo hermoso, una aventura, hasta que me tocó volver de noche después del Rosario y las confesiones. La ojota se te desarma al quedarse trabada en el barro y las piedras. Hay que arremangarse sotana y pantalones. Está bueno, así pensás un poco más en Dios y en las almas. Como siempre la cruz te hace tocar la realidad, recordar los principios, los motivos últimos, “te pincha los globos”.

Antes del Rosario les dije dos palabras de cómo rezar, qué decirle a Dios, cómo tratarlo. La Iglesia nueva estaba llena y no volaba una mosca: súper ansiosos de escuchar. Los ojos súper clavados en cada expresión que hacía. Cuando los vi así se me hizo súper fácil de hablarles, con sencillez y transparencia y daba la impresión de que entendían y lo aprendían mucho mejor que en tantos otros lugares que he predicado y buscado enseñar esto mismo. Durante el Rosario varios se confesaron. Todos desde hace uno o dos años que no habían tenido oportunidad de hacerlo.



Cuando volví al colegio, fui al lado del fuego y me convidaron un plato de arroz y acelga. Me comí un platazo, como comen ellos, y lo re disfrute. Después me vine a escribir.
ESTA ES LA FAMILIA DE PROFESOR, EN LA COCINA-COMEDOR DONDE ME DABAN DE COMER SIEMPRE


[1] son el calzado casi único acá en Papúa

[2] no me la sacaba porque no conocía ni la gente ni el lugar, así ven que soy un padre.

domingo, 22 de febrero de 2015

¡Bienaventurados los pobres de espíritu!

misionesIVE febrero 16, 2015 Filipinas

Tercera Jornada de la Juventud en Las Filipinas



Queridos todos:

”Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.”        (Mt 5, 3)

El Joven Rico parece no haber entendido esta realidad y por eso se fue triste… Triste como su misma memoria… Triste porque era muy rico… ¡Qué paradoja para el mundo moderno! Siendo muy rico, era muy triste.

Es por esto mismo que el Santo Padre ha querido elegir como lema para las próximas Jornadas Mundiales de la Juventud las mismas bienaventuranzas, pues sólo en ellas se encuentra la verdadera felicidad. Sí, se encuentra en la pobreza, en la pureza, en las lágrimas y en las persecuciones. ¡Es la paradoja del Evangelio que deja boca abierto al mundo!

Y así también nosotros en Las Filipinas hemos querido mostrar, eligiendo como lema las bienaventuranzas para nuestra Jornada de los jóvenes, que el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por Jesucristo, la hallará (Cfr. Mt 6, 25).

Organizamos, pues, bajo la sombra de la primera bienaventuranza nuestra tercera Jornada de los Jóvenes.

Fue el domingo 8 de febrero en la Ciudad de Lipa y participaron alrededor de 250 jóvenes. ¡Realmente una gracia muy grande! Muchos vinieron de nuestra parroquia de Caloocan, otros de San José, otros de Santo Tomás, otros de la misma Lipa y 19 vinieron de Malasia.

A esto últimos, como se quedaron alrededor de una semana con nosotros, tuvimos la oportunidad de hacerles conocer algunos lugares históricos y pintorescos de Las Filipinas, como también nuestras casas religiosas y nuestros apostolados. Terminada la semana, se fueron muy contentos y edificados.

Como es costumbre, iniciamos las actividades de la Jornada con unas palabras introductorias leídas por algunos de los jóvenes y proseguimos con dos plenarias alternadas por un recreo. La primera estuvo a cargo de Andrew Khoo, un laico malayo de nuestra Tercera Orden, quien habló de la necesidad de vivir y conformar todas las cosas con nuestro fin último, que es el Cielo. En la segunda conferencia se habló de la Vocación religiosa y/o sacerdotal como llamada de Dios que sólo se fundamenta en la elección hecha por Él mismo y no en nuestras cualidades.

Para el fogón, luego del almuerzo, el grupo San Felipe Neri presentó el tradicional divague La Viborita. Ciertamente en algunas de nuestras misiones ya es más que tradicional, pero acá sigue siendo una novedad…



Luego, por la tarde, hubo deportes, juegos y una opulenta merienda. Después, ya cerrándose el día, tuvimos la procesión con la imagen de Nuestra Patrona la Virgen de Luján, la Adoración al Santísimo con un diálogo catequético y, para finalizar, la Santa Misa precedida por el p. James Ty, IVE.



Gracias a Dios muchos jóvenes se acercaron a recibir los sacramentos, en especial la confesión. La filas era bien largas y los sacerdotes bien pocos…

Durante toda la jornada estuvo disponible un stand donde se presentaba nuestro Instituto. Había fotos, mapas, folletos y también algunos documentales y videos para mejor hacer conocer nuestra espiritualidad y fin específico.



Damos copiosas gracias a Dios quien no deja de hacernos ver cuánto hay de esperanza, porque, ciertamente, son motivo de gran esperanza los jóvenes en Gracia, y más aún cuando se ve que quieren ser locos y pobres por Cristo, ya que: “¡Bienaventurados los locos por Cristo!, porque son más pobres que una laucha, porque viven la pobreza triunfal, porque obedecen hasta la muerte…”[1], porque son verdaderamente felices.

En Cristo y María,

Sem. Bernardo Ibarra – 14/02/15

[1] BUELA, C. Jóvenes en el tercer milenio. San Rafael, EDIVE, 2007. Pág. 386

sábado, 21 de febrero de 2015

Campamento de Jóvenes 2015

misionesIVE febrero 17, 2015 Argentina

Ya llevábamos una hora y media subiendo el Cerro Colorado, cuando uno de los jóvenes, agotado por la caminata, exclamó con su último aliento: “Hasta acá llega mi voluntad”. Uno de los seminaristas que lo acompañaba, le dijo alentándolo: “Hasta acá llega tu voluntad; pero de acá hasta la cumbre es lo que crecerá tu voluntad”. El joven giró hacia la cumbre y no paró hasta conquistarla.

El campamento, como dice el P. Buela, forja la voluntad, lleva al joven a vencerse a sí mismo, lo hace capaz de practicar todas las virtudes.

Un año más el Lago Hermoso, en San Martín de los Andes, fue testigo del entusiasmo de muchos jóvenes, que en una semana de campamento, acrecentaron su virtud.

El silbato llamaba temprano a la formación frente al mástil, donde se izaba cada mañana la bandera Argentina. El día comenzaba con la Santa Misa, celebrada en una hermosa capilla, que fue levantada por los jóvenes, con piedras del río y troncos del bosque. En la construcción de la misma dejó verse la piedad de los jóvenes, que buscaban el mejor lugar y pusieron el mayor esfuerzo para prepararlo pues para ellos era lo más importante del campamento. En esa misma capilla se rezaba el Rosario todas las tardes; e incluso un día pudimos exponer el Santísimo Sacramento.





Los jóvenes se dividieron en tres equipos, cuyos patronos fueron grandes misioneros: San Francisco Javier, San Pedro Claver y San Damián de Veuster. En la mañana se dividían los trabajos entre los equipos, ayudando algunos a cocinar, otros a juntar leña, otros a mejorar el campamento.

El resto del día era dedicado a las competencias. Se realizaron gran cantidad de juegos, fruto de la inventiva de los seminaristas. Además cada equipo presentó su estandarte, lema e himno. Otro lugar importante tuvieron las competencias de orden intelectual, principalmente el estudio del catecismo, al que se le sumo el estudio de la vida de algunos próceres de nuestra patria, la actuación de las parábolas de evangelio, etc.



Como todos los años fuimos a la montaña. Esta vez fue el Cerro (Volcán) Colorado. La salida a la montaña es uno de los momento más formativos del campamento, especialmente para muchos que lo hacen por primera vez. En la cima celebramos la Santa Misa, y pudimos disfrutar de una hermosa vista, en la cual se destacaba el Volcán Lanín. Al volver visitamos el centro de la ciudad de San Martín.



Terminamos el campamento con la Santa Misa, y la entrega de algunos premios para los que se habían destacado. Durante toda la semana reinó una gran alegría. Gracias a Dios fue muy provechoso para los jóvenes. La disciplina, el sacrificio, la austeridad y la caridad en que se vivió, ayudó a formar un ambiente propicio para que jóvenes vivan la virtud, y de este modo inculcar una vida cristiana.

Diác. José Rossi

Monjes y evangelizadores

17 DE FEBRERO DE 2015 / MONASTERIODELPUEYO

El 31 de diciembre de 1980, san Juan Pablo magno, en carta apostólica, nombraba patronos de Europa, junto con San Benito, a los santos hermanos Cirilo y Metodio, con el fin de resaltar los méritos de estos dos grandes personajes, que primero como monjes, y luego, como misioneros, llevaron a cabo una grandísima labor cultural y evangelizadora.
Vosotros sois la luz del mundo
Decía así el santo Padre: “Por tanto, con nuestro pleno conocimiento y madura deliberación, con la plenitud de la potestad apostólica, en virtud de esta Carta y para siempre, constituyo y declaro celestes Co-patronos de toda Europa junto a Dios a los Santos Cirilo y Metodio, concediendo además todos los honores y privilegios litúrgicos que, según derecho, competen a los principales Patronos locales”.

Quería destacar de sus figuras un aspecto que es fundamental en nosotros, por constituir nuestro fin específico: su empeño en la evangelización de la cultura en los pueblos eslavos de la gran Moravia.


1-Evangelizadores de la Cultura eslava.

“Estando en Constantinopla, los dos hermanos fueron enviados a Moravia por el emperador Miguel III, a quien el príncipe de Moravia, Ratislao, había hecho una petición precisa: “Nuestro pueblo —le había dicho—, desde que renunció al paganismo, observa la ley cristiana; pero no tenemos un maestro capaz de explicarnos laverdadera fe en nuestro idioma“. La misión tuvo muy pronto un éxito insólito. Altraducir la liturgia a la lengua eslava, los dos hermanos se ganaron una gran simpatía entre el pueblo.

Sufren algunos ataques y persecuciones por parte de los francos, que los habían precedido en la evangelización de la Moravia, y también por los partidarios de laherejía trilingüe (que admitían para la liturgia solamente el hebreo, el griego y el latín). Por eso viajan a Roma para pedir el apoyo del Santo Padre.

El Papa Adriano II, reinante por ese entonces, había comprendido la gran importancia de su excepcional misión. De hecho, desde la mitad del primer milenio los eslavos se habían asentado en gran número en los territorios situados entre las dos partes del Imperio romano, la oriental y la occidental, que experimentaban tensiones entre sí. El Papa intuyó que los pueblos eslavos podían desempeñar el papel de puente, contribuyendo así a conservar la unión entre los cristianos de ambas partes del Imperio. Por eso, no dudó en aprobar la misión de los dos hermanos en la Gran Moravia, acogiendo y aprobando el uso de la lengua eslava en la liturgia. Los libros eslavos fueron colocados en el altar de Santa María de Phatmé (Santa María la Mayor) y se celebró la liturgia en lengua eslava en las basílicas de San Pedro, San Andrés y San Pablo.

Benedicto XVI: “Resumiendo brevemente el perfil espiritual de los dos hermanos, hay que constatar ante todo la pasión con la que san Cirilo se acercó a los escritos de san Gregorio Nacianceno, aprendiendo de él el valor del idioma en la transmisión de la Revelación. San Gregorio había expresado el deseo de que Cristo hablara a través de él: “Soy servidor del Verbo, por eso me pongo al servicio de la Palabra”. Queriendo imitar a san Gregorio en este servicio, san Cirilo pidió a Cristo que hablara en eslavopor medio de él. Introduce su obra de traducción con la invocación solemne: “Escuchad, eslavos todos, escuchad la Palabra que procede de Dios, la Palabra que alimenta las almas, la Palabra que lleva al conocimiento de Dios””[1].
Monje en oración.
San Cirilo crea un alfabeto propio y adecuado a la lengua eslava, que aunque luego fue modificado, recibió el nombre de “cirílico” en honor a su inspirador. San Metodio, luego de la muerte de su hermano en Roma, llevará a término, como obispo, la obra evangelizadora de las tierras eslavas, durante más de 10 años.

Ambos estaban convencidos de que los diferentes pueblos no podían considerar que habían recibidoplenamente la Revelación hasta que no la hubieran escuchado en su propio idioma y leído en los caracteres propios de su alfabeto.

Por eso concluye el santo Padre en la citada audiencia: “En efecto, san Cirilo y san Metodio constituyen un ejemplo clásico de lo que hoy se indica con el término “inculturación”: cada pueblo debe hacer que penetre en su propia cultura el mensaje revelado y expresar la verdad salvífica con su lenguaje propio. Esto supone un trabajo de “traducción” muy arduo, pues exige encontrar términos adecuados para volver a proponer, sin traicionarla, la riqueza de la Palabra revelada.

También nuestro directorio de Evangelización de la Cultura los propone como ejemplo, en el nº 107: «un ejemplo de esto lo encontramos en la obra evangelizadora de los Santos Cirilo y Metodio, que realizaron una verdadera inculturación o “Encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas”. Pues ellos, con la creación, original y genial, de un alfabeto para la lengua eslava dieron una contribución fundamental a la cultura y a la literatura de todas las naciones eslavas».

2-Evangelizar la cultura como religiosos y monjes.

La Evangelii Nuntiandi define la evangelización de la cultura como “alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad” (nº 19).

O sea, renovar la cultura a partir de una fuerza totalmente nueva que es la fuerza del Evangelio. Y como también se afirma en el documento de Puebla: “la evangelización de la cultura “es la penetración del Evangelio, de los valores y criterios que inspiran, la conversión de los hombres que viven según esos valores y el cambio que para ser más plenamente humanas requieren las estructuras en que aquellos viven y se expresan” (Puebla nº 395).

¿Cómo pueden ayudar en esta tarea los monjes? De muchos modos, pero sobre todo por el testimonio de su consagración. En la medida que en una comunidad religiosa sevive auténticamente el Evangelio encarnado en la cultura local, se da el fenómeno delfermento en la masa.

Esto es así porque en la vida consagrada, bien vivida, se da un testimonio concreto de cómo dejarse transformar por el Evangelio.

Y esto es muy importante, ya que en la tarea de la evangelización, la Iglesia está endesventaja. La Iglesia con su moral, exige un cambio interior que no lo hacen las otras religiones. La evangelización cambia el hombre en su interior, mientras las demás religiones se limitan a exigir simplemente una serie de requisitos externos. Pero las actitudes externas son más fáciles que las internas (es mucho más fácil inclinarse hasta tocar la tierra con la frente por un pecado que humillar el espíritu).

Y entonces al vivir bien la vida religiosa damos testimonio de que estas exigencias del Evangelio no son utopías, sino que pueden hacerse vida con la ayuda de la gracia.

De hecho los grandes evangelizadores de los tiempos bárbaros fueron los monjes. Ellos anunciaban con su vida más que con su palabra. Es significativo que san Patricio (monje), haya dejado Irlanda sembrada de monasterios con más de mil monjes cada uno.

El beato Pablo VI en Montecasino: “la Iglesia y el mundo… necesitan… de una pequeña sociedad ideal donde reina, como fin, el amor, la obediencia, la inocencia, la libertad de las cosas y el arte de su buen empleo, la prevalencia del espíritu, la paz, en una palabra, el Evangelio”.

Pero en esto hay que tener cuidado, porque nadie da lo que no tiene; de ahí que la fuerza evangelizadora que tienen los religiosos es que viven ellos mismos las exigencias del Evangelio: tienen el Evangelio como propio, en su propia vida. Justamente por eso dicen nuestras Constituciones que la rama contemplativa “se encuentra a la vanguardia de las obras apostólicas del Instituto”.

EvNu: “los religiosos, también ellos, tienen en su vida consagrada un medio privilegiado de evangelización eficaz. A través de su ser más íntimo, se sitúan dentro del dinamismo de la Iglesia, sedienta de lo Absoluto de Dios llamada a la santidad. Es de esta santidad de la que ellos dan testimonio…

Por tanto asumen una importancia fundamental en el marco del testimonio que esprimordial en la evangelización. Este testimonio silencioso de pobreza y de desprendimiento, de pureza y de transparencia, de abandono en la obediencia puede ser a la vez que una interpelación al mundo y a la Iglesia misma, una predicación elocuente, capaz de tocar incluso a los no cristianos de buena voluntad, sensibles a ciertos valores” (nº 69).

Pidamos a la Virgen del Pueyo, madre de monjes y mártires, nos conceda en este día, la gracia de ser fieles a nuestra parte en la gran obra de la Evangelización de la cultura, viviendo cada día mejor y más santamente nuestro compromiso religioso, en la oración, la obediencia y la caridad fraterna.

[1] Benedicto XVI, AUDIENCIA GENERAL Miércoles 17 de junio de 2009.

viernes, 20 de febrero de 2015

Sermón del polvo


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He aquí las dos grandes mentiras del mundo. Pero no hay ninguna mentira que no tenga algo de verdad —una mentira pura no se podría sostener—. El mundo predica del hombre dos verdades: la grandeza de su alma y la miseria de su cuerpo. Pero ignora del hombre dos verdades: la miseria de su alma, que es el pecado original, y la grandeza de su cuerpo, que es la resurrección final.

                                                                                     Leonardo Castellani.

Sermón del polvo

Memento, homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris” (“Hombre, acuérdate que polvo eres y que al polvo volverás”).

El polvo quita la vista y el polvo devuelve la vista. En las comarcas de Tierra Santa, la tierra salitrosa y arenosa levanta un polvo finísimo y blanco, que por una parte reflejando vivamente la luz ardiente del sol oriental y por otra parte alzándose con el viento en nubes enceguecedoras, produce numerosas oftalmías y en muchísimos casos la ceguera. Cuando leéis los Evangelios, reparáis cuántas veces se nombra en ellos esta temible desgracia; cuántos ciegos no curó el Señor; la señal que dio a San Juan Bautista para indicarle que el Mesías llegó: “Los ciegos ven”; la comparación que usó en la parábola: “Si un ciego guía a otro ciego, los dos se van al hoyo”.

A uno de estos pobres desdichados curó el Señor en las puertas del Templo, según nos cuenta San Juan en el capítulo IX, poniéndole en los ojos un poco de barro; escupió en el polvo, hizo un poco de lodo, se lo echó en los ojos y le dijo: “Anda a lavarte en la piscina de Siloé”.

Señor, ¿qué hacéis? ¿Polvo para curar a un ciego? ¿Saliva para curar la ceguera? La saliva que es cáustica y el polvo que es fricante, más bien volverán ciego a uno que ve, Señor, que no volverán los ojos a uno que no ve.

Dejadme hacer, dejad hacer al que es la Luz del mundo. “Y fue, y se lavó y vio” —dice San Juan— “volvió viendo, volvió sanado”.

Polvo tenemos en los ojos, polvo de la tierra nos tiene ciegos. Polvo son las riquezas, polvo son los honores, polvo son los placeres; polvo enceguecedor que nos impide ver. Mas la Iglesia, Madre nuestra ansiosa por sanarnos, Esposa de Cristo poderosa para sanarnos, nos echa este día un puñado de polvo a la cara, y a imitación de su Divino Maestro dice a los pobres ciegos: “Con lo mismo que te enfermó, yo te sano. Pero no con lo mismo: porque el polvo solo, el polvo de la tierra, no sirve para sanar, sino para enfermar más, si no se le mezcla la saliva de un Dios, es decir, la palabra de Dios”. Y la Iglesia mezcla a este polvo de la tierra una palabra de Dios, una palabra tomada del Libro del Génesis, una palabra sencilla, verdadera y cáustica.

“¡Hombre, acuérdate que polvo eres y que al polvo volverás!” (Libro del Génesis, III, 19).

Si nos pusiese solamente ceniza en la frente para recordarnos la muerte que ha de reducirnos a polvo, no curaría la Iglesia nuestras llagas, sino más bien aumentaría nuestra tristeza; y la tristeza no es el remedio de nuestros males. ¡Bastante tristeza nos da este siglo inquieto! A este asilo de paz, a este puerto de oración en medio del estrépito de la calle abierto, venimos precisamente algunas veces huyendo de la tristeza del mundo. Y bien, señores; no temáis, porque el polvo que allá fuera enferma, aquí dentro sana; el polvo que la Iglesia nos pone en los ojos nos devuelve la vista, aunque sea cáustico en el momento de la operación; y el que ve, señores, no está triste: porque el que ve, sabe adónde va; porque el que ve, camina seguro; el que ve, no tropieza en la piedra ni cae en el hoyo.

Y por eso, Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio de este día nos manda el ayuno, pero nos prohíbe la tristeza. “Cuando ayunéis —dice— no os pongáis tristes como los hipócritas”.

Y ¿cómo haremos para no estar tristes teniendo que sufrir el cuerpo? No poniendo nuestro tesoro en el cuerpo, que es polvo, ni en las cosas de la tierra, que son polvo, sino más arriba. “Y vuestro Padre que está en los cielos os lo pagará allá arriba. No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y el gorgojo los deshacen, el ladrón rompe y los roba. Amontonad tesoros en el cielo, donde ni polilla ni gusano deshacen, ni el ladrón rompe y roba”.

La polilla y el gorgojo son las miserias de esta vida; el ladrón es la muerte, y el tesoro es lo que buscamos y deseamos, nuestro ideal y nuestro último fin.

El mundo moderno ha exaltado demasiado al hombre y lo ha deprimido demasiado; lo ha adulado y lo ha calumniado, y alternativamente —contra la Iglesia, que le dice: “Tú eres polvo”—, le dice: “Tú eres un semidiós”, y después le dice: “Tú eres una podredumbre”. El mundo miente, y es condición de mentirosos tener que corregir una mentira con otra mentira más grande. El siglo de la filosofía del superhombre es el siglo de la filosofía del pesimismo; el siglo del confort y de los placeres es el siglo del bolchevismo y del pauperismo; y el siglo de los grandes hallazgos científicos, el siglo de las grandes miserias morales; el siglo pacifista es el siglo de la Gran Guerra; el siglo de las luces es el siglo de la ignorancia religiosa.

Yo hojeo nuestras revistas, nuestros periódicos, oigo nuestros doctores y nuestras universidades… ¿Y qué veo?

“Hombre —exclama el mundo— tú eres libre; no te sujetes. Tú eres rey; no obedezcas. Tú eres hermoso; goza; todo es tuyo. Pueblo soberano, tú no debes ser gobernado por nadie, sino gobernarte a ti mismo. Rey de la creación, la ciencia y el progreso ponen en tus manos la tierra toda. Animal erguido y blanco, tu cuerpo es hermoso, no lo ocultes. Tu cuerpo es la fuente y el vaso de un mundo de placeres: bébelos. El dinero es la llave de este mundo: procúratelo. Los honores, las dignidades, el mando son un manjar de dioses; la fama es el ideal de las almas grandes; la ciencia es la aristocracia del alma. ¡A luchar! ¡A arrebatar tu parte! ¡A triunfar! ¡A echar fuera a los otros! ¡Si eres pobre: asalto a los ricos! ¡Si eres rico: exprime a la plebe!”.

Señores, ¿y el gusano y la polilla? El semidiós, el superhombre se encuentra con el gusano y la polilla. Enfermedades del cuerpo, tiranía del pecado y del instinto, hastío de los placeres, temores en la riqueza, pequeñez del entendimiento, disgustos en el poder, miserias de la conciencia, limitación del alma; contrastes familiares, fracasos sociales, grandes desastres nacionales, polillas del polvo humano, ¡cuántas hay! y ¡cómo las llevamos todos escondidas y cómo han aumentado desde que la fe ha disminuido y el pecado crecido!

Y entonces, cuando comienza a deshacerse el ídolo de polvo en el que se había puesto el tesoro y el corazón, cuando la dura realidad tarde o temprano disipa los castillos basados sobre la mentira, ¡ah! entonces, señores, los maestros de la mentira os cantarán otra canción muy diversa, os consolarán con la canción del odio, el desencanto y la desesperación.

“Hombre: eres un absurdo, un enigma, una miseria. Tu nacimiento es sucio; tu vida, ridícula; tu fin es desconocido. Engañado por los fantasmas de las cosas hermosas que te prometen la felicidad, corres sin saber adónde, dando tumbos por la vida, hasta dar el gran salto del que nadie vuelve, a la noche de lo desconocido. Tu hermano, a tu lado, es un lobo para ti; tu superior, arriba, es un tirano; el apóstol que te predica, te engaña y te explota. No sabes nada de nada, no puedes nada contra tu destino. Tus ideales más grandes, tus ensueños más hermosos: el amor, la religión, el arte, la santidad… ¿quieres saber lo que son en el fondo? Son solamente sublimaciones del instinto del sexo que llevas en la subconsciencia. La vida no vale la pena de ser vivida”.

He aquí las dos grandes mentiras del mundo. Pero no hay ninguna mentira que no tenga algo de verdad —una mentira pura no se podría sostener—. El mundo predica del hombre dos verdades: la grandeza de su alma y la miseria de su cuerpo. Pero ignora del hombre dos verdades: la miseria de su alma, que es el pecado original, y la grandeza de su cuerpo, que es la resurrección final.

“Dios modeló al hombre del limo de la tierra y le sopló en la cara un viento de vida”, dice el Libro del Génesis. Por lo tanto, señores, el hombre está hecho de dos cosas: de cuerpo y de alma; está hecho de un poco de barro y de un soplo de Dios: una cosa inferior tomada de la tierra y una superior bajada del cielo. Que lo superior domine lo inferior, que el alma mande y el cuerpo obedezca: aquí tenéis el orden, la armonía, la felicidad; aquí tenéis el primer plan divino, el estado de inocencia original de Adán y Eva, el primer retrato de semidioses que nos hace el mundo. Pero la fe nos enseña y el mundo ignora que el hombre por el pecado subvirtió este orden, deshizo esta armonía, perdió esta felicidad, y entonces el cuerpo se sublevó contra la inteligencia, la carne se zafó de las manos del espíritu, la materia oprimió al alma. “Y conocieron que estaban desnudos; se avergonzaron, temieron la ira de Dios y se escondieron entre las hojas”. Es decir: el hombre sintió el castigo de su desobediencia, en la desobediencia de los miembros de su cuerpo y de las facultades de su alma, en el terrible desorden, guerra, tristeza que no tenían remedio, sino en la misericordia de Dios, porque el hombre culpable, herido en lo natural y despojado de lo gratuito, no podía redimirse a sí mismo.

Éste se llama el estado de la caída, el segundo que el mundo nos describe, cuando le pedimos un segundo retrato del hombre. El primer retrato es un semidiós, el segundo retrato es un gusano. Y mirad, señores, cómo miente el ciego guía de ciegos. Estos dos estados, estado de semidiós y estado de gusano, estado de justicia original y estado de caída, son dos estados históricos del hombre; porque, efectivamente, hubo un momento en que el primer hombre fue inocente y un momento en que fue irreparablemente culpable, pero dos momentos que no existen más ni volverán a existir, dos estados pasados, ya que el actual estado del hombre implica la caída y la redención, es el estado del hombre lapsus-reparatus, caído en Adán y redimido por Jesucristo Hijo de Dios y Señor nuestro.

Para librarnos de los engaños del mundo, de la seducción, la fascinación, la atracción del polvo de la vida, la Iglesia nos echa a la cara el polvo de la muerte. ¿Cómo haré, dice la Iglesia, para que el hombre no se aprecie demasiado y no se desprecie demasiado, para que no se ensoberbezca y no se desaliente? ¿Cómo haré para que en este tiempo de Cuaresma se abaje y se levante: abaje el cuerpo por el ayuno, levante el alma con la oración; para que desprecie los tesoros de la tierra y ponga su tesoro en el cielo? ¡Es tan irresistible la seducción de lo que se ve, de lo que se toca, de lo que se siente! Pues bien; lo haré ver, tocar, sentir qué cosa es lo que él desordenadamente ama. Llamaré en mi auxilio a la muerte. “Memento, homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris”. ¡He aquí lo que os impide amar a Dios, he aquí lo que pone en peligro vuestra eterna felicidad! ¡Polvo!

En un antiguo auto sacramental del teatro español, aparece la Muerte armada de espada y daga para hacer un sermón a los hombres. ¡Qué gran predicador la Muerte! Entra la Hermosura, una gran dama vestida, adornada, engalanada; todo es seda y oro, todo jazmines y rosas; todo es gracia y gentileza; los hombres están locos por ella y ella está loca de sí misma. La Muerte la toca con su espada, y se convierte en un cadáver hinchado y repugnante.

No era necesario el ladrón, bastaba la polilla; no era necesaria la muerte, bastaba el tiempo, el tiempo… tranquilo e implacable marchitador de todas las flores, el tiempo con su calva, sus arrugas, su joroba, sus achaques. Pero como hoy han inventado ciertas pinturas y ciertos postizos para matar la polilla y hacer la guerra al Tiempo, vamos al ladrón, a la Muerte. Levantad la losa y mirad la hermosura tocada por la muerte: es un montón de podredumbre, una cosa que no tiene nombre en ninguna lengua. En esto ha parado todo: era, pues, una cosa caduca, pasajera, accidental. Pasó y se llevó mis tesoros, dirá el libertino; la felicidad de mi alma en la otra vida, la paz de mi alma en esta vida, la salud de mi cuerpo, la firmeza de mi carácter. ¡Oh, muerte, cuán amarga es tu lección para el que pone su fin en los placeres!

Entran las Riquezas, señores, pisando fuerte, mirando alto, vistiendo elegantemente, con gran cortejo de criados, de amigos y de parásitos. La Muerte lo toca, y el Rico se convierte en un esqueleto. Huyen los amigos, desaparecen los aduladores; y los parientes, con un ojo llorando y con el otro repicando, se apresuran a esconder bajo tierra al que se fue tan oportunamente. Se fue solo, con las injusticias que cometió para ganarlas, con las iniquidades que hizo para conservarlas y con los pecados que perpetró para gozarlas. En verdad os digo que los ricos difícilmente se salvan. ¡Oh, muerte, cuán amargo es tu recuerdo para el que pone su fin en las riquezas!

Entra el Poder, señores; entra un Rey con su corte, soldados, sabios, políticos, lanzas, clarines, cien pendones al viento. La Muerte lo toca, y todo se convierte en polvo: el polvo que fue Menfis, el polvo que fue Nínive, el polvo que fue Cartago, el polvo que fue Roma. La Muerte, señores, manda más que los reyes y es más duradera que las naciones. Pero la gloria —me decís—, la gloria queda. Sí, señores, la gloria eterna con que Dios glorificará a los pobres y humildes de corazón, la gloria eterna queda. No —me decís—: la gloria terrena, también la gloria terrena queda. ¡Ah, señores! ¿Qué es la gloria terrena?… Un día visitaba el sepulcro de los Escipiones, en Roma. Es un montón de ladrillos medio sepultado en un campo al lado de una calle polvorosa y solitaria. Un guardia lo acompaña al visitante por unos sótanos oscuros y húmedos y le explica que en la Edad Media los campesinos llevaron los mármoles para hacer casas y en la Edad Moderna unos bodegueros hicieron una bodega para guardar el vino, donde reposaban el poeta Ennio, Escipión Emiliano, el primer Africano y Escipión el Asiático. Este pedazo de hueso, este pedazo de húmero, es probablemente del primer Africano. Esta es la gloria de la tierra, señores. Un nombre en la historia: un pedazo de hueso que se muestra a los turistas.

Contra el Gran Ladrón nocturno ninguno puede. A todos espera, a todos alcanza, a todos vence. Ha vencido la Hermosura, el Poder, las Riquezas, las Naciones y la Fama: vamos a juntar a todo el mundo contra él, a ver si lo vence. Mueren los individuos, pero queda la especie; mueren los hombres, pero permanece el género humano; mueren las naciones, pero queda el Mundo. El Mundo contra la Muerte.

Señores, mirad qué es el Mundo. Nosotros somos hormigas al lado de todo el mundo, de los mares, de las montañas y de las estrellas. Los millones y millones de hombres con sus riquezas y sus posesiones, sus inventos; las maravillas del arte, de las letras, de la ciencia; los monumentos, las vías de comunicación, las máquinas; las grandes organizaciones y las grandes edificaciones eternas; el trabajo de siglos acumulado pacientemente para hacer una torre que llega hasta el cielo.

El Mundo Universo contra la Muerte. La Muerte lo toca, ¿y qué sucede? Sabemos lo que sucederá hasta en sus menores detalles. El sol se oscurece, la luna se pone de color de sangre, las estrellas caen del cielo como higos maduros, el mar se pone a dar bramidos, los hombres todos reunidos para hacer la guerra a Dios y su Cristo huyen despavoridos; y en medio de la tribulación más grande que ha habido desde el principio de los siglos y después de una tremenda aunque breve agonía, este mundo pasó y toda su gloria se convirtió en nada.

Señores, es menester decirlo: en el siglo del progreso indefinido, de la evolución creadora, en que muchos hombres, cansados de esperar la Segunda Venida del Cristo, dijeron: “No viene más” y dormitaron y durmieron.

Lo que la razón sospecha, la fe nos lo asegura: este Mundo, que tuvo principio, tendrá también fin. No sabemos el día ni la hora, pero sabemos que tenemos que vivir vigilantes. No sabemos si falta mucho todavía, pero sabemos que vendrá el Gran Ladrón cuando menos lo esperan.

Os he hecho un gran espectáculo de desolación y de ruinas; he tomado la Muerte y he reducido a polvo la carne del hombre, las obras del hombre y el mundo todo del hombre. Sobre este montón de ruinas, ¿qué queda, sino la tristeza y la desesperación? Así es, señores, si fuésemos filósofos pesimistas; pero somos hijos de la Iglesia; no somos cultores de la muerte, sino hijos de la Vida.

El autor del Libro del Eclesiastés, inspirado por el Espíritu Santo, después de haber mostrado amargamente la vanidad de las cosas terrenas, no concluye, señores, la desesperación, sino que concluye la moderación.

Después de haber recorrido la vanidad de los placeres que dan hastío, la vanidad de la ciencia que aumenta el sufrimiento, la vanidad de las riquezas, del poder, del nombre, de la fama, de la hermosura, el autor sacro irrumpe en conclusiones de sentido común, de moderación y de templanza. “Hay que despreciar todo lo caduco, hay que usar moderadamente de la vida, hay que usar también templadamente de los placeres y alivios que la hacen serena y llevadera, y sobre todo hay que temer a Dios, cumplir sus mandamientos y recordar su juicio”. “Teme a Dios y observa sus mandamientos, porque esto es todo el hombre”.

Es curioso que no dice: “Cumple los mandamientos de Dios, porque eso es el alma del hombre. El cuerpo es polvo; cumple los mandamientos para salvar tu alma”. No, señores: “Cumple los mandamientos, porque eso es todo el hombre, cuerpo y alma”. Señores, el que se salva, salva su cuerpo y su alma: envía su alma al cielo y envía el montón de polvo de su cuerpo a la tierra, como semilla de resurrección.

Hombre verdaderamente sabio, prudente y juicioso, señores, el que se salva. No nos está prohibido desear riquezas, sino desear riquezas mentirosas. ¿Cómo se pueden asegurar las riquezas contra un ladrón? Mandándolas a la caja de seguridad. Ese es el consejo de Cristo: por medio de la limosna, enviad vuestras riquezas donde no hay ladrones, para que allá os esperen.

¿Cómo se puede asegurar el grano de trigo contra el gorgojo? Hay que sembrarlo. Es el consejo de Cristo: “Si el grano se hunde en la tierra y muere, después brota y hace grande fruto”.

Así nuestros cuerpos, hundidos por la humillación, deshechos por la mortificación, pulverizados por la muerte, brotarán un día con nueva vida y florecerán como rosas bajo el sol de la Inmortalidad.

Tomado del libro "Cristo, ¿vuelve o no vuelve?"