jueves, 11 de julio de 2013

San Alfonso María de Ligorio




      En el día de San Alfonso María de Ligorio, recordamos sus palabras acerca de la oraciones que se encuentran como introducción a su libro "El gran medio de la oración":

      «Varias son las obras espirituales que he publicado. Citaré las "Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima", "La Pasión de Cristo" y "Las Glorias de María" Escribí también otra obrita contra los materialistas y deístas, y otras, no pocas, sobre varios temas devotos y espirituales; mas tengo para mí que no he escrito hasta ahora libro más útil que éste que trata de la oración, por ser ella un medio necesario y seguro para alcanzar la salvación y todas las gracias que para ella necesitamos. Y aun cuando no me resulta posible, si pudiera quisiera imprimir tantos ejemplares de esta obra cuantos son los fieles que viven sobre la Tierra, y entregarlo a cada uno, a fin de que cada uno de ellos entienda la necesidad que tenemos todos de rezar para salvamos.
       Hablo así, porque veo, por una parte, la absoluta necesidad que tenemos de la oración, tan inculcada en las sagradas Escrituras y por todos los Santos Padres; y por otra, el poco cuidado que los cristianos tienen en practicar este gran medio de salvación. Y lo que me aflige todavía más es ver que los predicadores y confesores poco hablan de esto a sus auditorios y a sus penitentes; y que los libros piadosos que andan hoy en manos de los fieles no hablan abundantemente de este tema, pese a que todos los predicadores, confesores y todos los libros no deberían insistir en otra cosa con la mayor premura y calor que ésta de la oración. Por cierto que ellos inculcan tantos buenos medios para el alma de conservarse en gracia de Dios, la huida de las ocasiones, la frecuencia de los sacramentos, la resistencia a las tentaciones, el oír la palabra de Dios, el meditar las Máximas Eternas y muchos otros más. ¿Quién niega que sean todos ellos utilísimos para ese fin? Pero, digo yo, ¿de qué sirven las prédicas, las meditaciones y todos los otros medios que dan los maestros de la vida espiritual sin la oración, cuando el Señor ha dicho que no quiere conceder sus gracias sino al que reza? Pedid y recibiréis. 

       Sin oración, según los planes ordinarios de la providencia, inútiles serán las meditaciones, nuestros propósitos y nuestras promesas. Si no rezamos seremos infieles a las gracias recibidas de Dios y a las promesas que hemos hecho en nuestro corazón. La razón de esto es que para hacer en esta vida el bien, para vencer las tentaciones, para ejercitarnos en la virtud, en una sola palabra, para observar totalmente los mandamientos de Dios, no bastan las gracias recibidas ni las consideraciones y propósitos que hemos hecho, se necesita sobre todo la ayuda actual de Dios y esta ayuda actual no la concede Dios Nuestro Señor sino al que reza y persevera en la oración. Lo probaremos más adelante. Las gracias recibidas, las meditaciones que hemos concebido sirven para que en los peligros y tentaciones sepamos rezar y con la oración obtengamos el socorro divino que nos Preserva del pecado, mas si en esos grandes peligros no rezamos, estamos perdidos sin remedio. 

        He querido, amado lector, poner por delante estas solemnes afirmaciones que luego escribiré, para que agradezcas a Dios que por medio de este librito mío te dé la gracia de una mayor reflexión sobre la importancia de este gran medio de la oración; porque, todos los que se salvan – hablando de los adultos – ordinariamente por este único medio se salvan. Da por tanto gracias al Señor, porque es una misericordia demasiado grande para con aquellos a quienes da la luz y la gracia de rezar. Abrigo la esperanza, hermano mío amadísimo, que cuando hayas terminado de leer este librito, no serás perezoso en acudir a Dios con la oración si te asaltan tentaciones de ofenderle. Si entras en tu conciencia y la hallas manchada con graves culpas, piénsalo bien y verás que el mal te vino porque dejaste de acudir a Dios y no le pediste su poderosa ayuda para vencer las tentaciones que asaltaban tu alma. Déjame por tanto que te suplique que leas y releas con toda atención estas páginas no porque son mías, sino porque aquí hallarás el medio que el Señor pone en tus manos para alcanzar tu eterna salvación. Así te manifiesta por este camino que te quiere salvar. Y otra cosa te pediré y es que después de leerlo procures por los medios que estén a tu alcance que lo lean también tus amigos, vecinos y cuantos te rodean. 
         Dicho esto... comencemos en el nombre del Señor.»


San Alfonso María de Ligorio, El gran medio de la oración.