jueves, 22 de septiembre de 2016

Campamento del estudiante 2016.

Te imaginas estar en un lugar con 450 chicos que no conoces pero en 5 días terminaras conociendo a todos y divirtiéndote con cada uno, después de estos 5 días inolvidables no querrás irte a ningún lado, en este gran campamento los días se pasan rapidísimo pero cada segundo lo disfrutas al máximo, no hay tiempo para desperdiciar, siempre activo, escuchando, jugando o compitiendo.

El campamento de este año duro un día más que los anteriores, por eso pudimos disfrutar de más competencias como los partidos de vóley, futbol, hándbol y frisbee donde se deja todo en la cancha, se ponen todas las ganas para ganar, todo esfuerzo tiene una merecida recompensa.

Después las carreras, ¡¡¡como duele la carrera de obstáculos!!! Este año los seminaristas pusieron un poco más de emoción agregando al cuerpo a tierra una parte con mucho barro, al terminar la carrera se notaba el cansancio de los corredores, en los últimos saltos las piernas de los jugadores temblaban al chocar contra el piso y algunos no aguantaban y caían como bolsa de papa al suelo, la boca se siente seca al finalizar la carrera y las piernas tiemblan, no quedan fuerzas ni para buscar agua. Después de esto las carreras de 100 metros, de postas y la del rey, muy peleadas y muy graciosas también, siempre hay algo para reírse, festejar o también para pedirle fuerzas a Dios para lograrlo, algo que si lo pides nunca se te negara.

También está la escalada a la montaña, es impresionante la emoción que todos tienen para elegirlas, después de presentarlas con un video genial es impresionante ver como todos corren desesperados para lograr obtener lugar en las mejores montañas, las puertas revientan de la fuerza que todos hacen para salir y cuando salen no encuentran donde está la mesa para inscribirse, que desesperación, hay que apurarse para obtener los mejores lugares. Al otro día bien temprano a despertarse, ganándole al sol para preparar las mochilas, la comida, el agua y las naranjas que nunca faltan para las salidas y luego se emprende el viaje. Al comenzar a escalar todos están muy contentos, pero a medida que suben, las caritas se transforman, se empieza a complicar, el cansancio pesa mucho, tomar poca agua para que alcance, también comer las naranjas para reponer energía. No todos llegan, pero todos ponen su máximo empeño por llegar, arriba los que llegan primeros pueden descansar un poco, esperando para la llegada del sacerdote que en nombre de Cristo ofrecerá todos los sacrificios a Dios. Después el almuerzo, esos sándwichs que son los más ricos que hay, el hambre hace que sean los mejores. Luego la bajada, corriendo, con todas las ganas de llegar rápido y descansar un poco, las ganas de llegar al rio a los pies del cerro y poder refrescarse un poco. Esa noche el regimiento parece estar vacío, nadie molesta todos se acuestan y se duermen. Al otro día, el último nadie quiere irse, algunos se van temprano, otros bien tarde pero nadie quiere marcharse y dejar el campamento, todos quieren seguir con ese espíritu de alegría, de diversión, ¡¡¡el espíritu de la SANTIDAD!!!



Por último que decir sobre todas las santas misas, las charlas y los ejemplos que hay en todo el campamento, las misas son algo largas, pero si escuchas y logras concentrarte no sobra ni un minuto, los sermones, todos dirigidos a los jóvenes, cuanto jugo puedes sacarle, las charlas que este año se implementaron tampoco tienen desperdicio, pero lo mejor es el ejemplo, el ejemplo de los religiosos, pero el mejor ejemplo es el de la montaña, ¿cómo se podría comparar esto con la santidad? Pues tienen muchas semejanzas, antes de subir la montaña hay que preparar todo para la escalada, también debemos preparar nuestro corazón para poder vivir como Cristo, después se empieza a subir, es sumamente fácil al principio pero una vez que empiezan los obstáculos, el cansancio, la falta de agua y otros obstáculos, muchos empiezan a quejarse, así también sucede al seguirlo a Él, en los momentos fáciles todos lo seguimos, pero apenas se complica un poco varios abandonan, pero hay que poner ganas, superar los obstáculos, muchas veces necesitas ayuda de un amigo, que te convide agua, te ayude a llevar la mochila o te convide también una naranja para tener más fuerza, también varias veces sucede al revés y tú eres el que necesita ayuda, la santidad tampoco la podemos alcanzar solos, necesitamos ayuda de BUENOS AMIGOS, que nos lleven a Dios y también nosotros tenemos que hacer llegar a nuestros amigos a Él, al final está la cima, una paz, una hermosa vista, una felicidad de saber que lo lograste, de saber que es posible, de demostrar que con y por Dios todo es posible. “La vida es cuesta arriba pero la vista es genial”.
Facundo Reginato

jueves, 15 de septiembre de 2016

15 de septiembre día de Nuestra Señora de los Dolores.

AL DOLOR SILENCIOSO DE MARÍA
(Modificada)


José María Pemán

Por tu dolor sin testigos,
por tu llanto sin piedades,
Maestra de soledades,
enséñame a estar contigo.
Que al quedarte tú conmigo
partido ya de tu vera
el Hijo que en la madera
de la Santa Cruz dejaste,
yo sé que en ti lo encontraste
de una segunda manera.
En mi almas, Madre, lavada
de las bajas suciedades,
a fuerza de implorarte
le estoy haciendo morada.
Quiero yo que la casa mía
Esté de banalidades vaciada,
Y en soledad preparada
para la gran compañía.
Con nueva paz y alegría
quiero , por amor, tener
la vida muerta al placer
y muerta al mundo, de suerte
que cuando venga la muerte
le quede poco que hacer.
Pero en tanto que él asoma,
Señora, por las cañadas,
-¡por tus tocas enlutadas
y tus ojos de paloma!-
recibe mi ofrenda y toma
en tus manos nuestro hogar.
Y sea por piedad,
Señora del mayor duelo,
tu soledad sin consuelo,
consuelo en nuestro peregrinar.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Nadie es indispensable... sólo Cristo


Ushetu, 31 de agosto de 2016.

Puedo decirles que después de regresar a la misión, me he pegado una zambullida en el trabajo parroquial… nos queda un buen trabajo por delante antes de que se acabe el tiempo de sequía. Me estaban esperando nada menos que unos ¡28 casamientos! ¡Muy bueno! Pero hay que ir de acá para allá para hacerlos en las aldeas. Es un muy lindo trabajo. Todos se quieren casar en tiempo de sequía, porque en tiempo de lluvias se complica para la fiesta y para que vengan los invitados… sobre todo de lejos. Así que tenemos unas semanas de puro trabajo, con cinco misas por día, y con varios kilómetros de recorrido entre una y otra, por caminos que no se pueden llamar tales.
Pero esta vez quiero contarles de lo que ha pasado en la misión en el tiempo de mi ausencia, porque lo bueno es que la historia sigue, también cuando no estamos nosotros. Y digo que es bueno, porque no deben depender de una sola persona las actividades misioneras. Creo que el escribir esto es un modo de agradecer a los padres que estuvieron a cargo de la misión en mi ausencia, el P. Víctor Guamán, y el P. Jaime Martínez que vino a acompañarlo por cuarenta días. Hubieron muchas y muy importantes actividades en la parroquia. Además, que contarlas creo que es bueno para que queden registradas, como una especie de crónica e historia de la misión en Ushetu que podrá servir en el futuro a los que vengan.


Campamento de niños

Lo primero, fue el campamento de niños de catecismo, los varones de nuestro centro, que llegaron a ser un poco menos de setenta. Con estos se llegó al número de 1.100 niños en campamento en toda la parroquia en ocho grupos distintos. Este último grupo estuvo en nuestra aldea durante cinco días, y entre juegos y clases, intensificaron sus conocimientos de catequesis. También es un momento muy fuerte para crecer en la oración y el contacto con la Eucaristía, sobre todo en el campamento que hacemos en nuestro centro… porque tenemos el Sagrario. El único Sagrario de nuestras 51 aldeas. Muchas veces nos acostumbramos a esto. Los chicos de nuestra aldea saben saludar al Sagrario, y cuando está el Santísimo expuesto para la adoración, saludan con la doble genuflexión. Pero ya desde el primer día se ve que los que vienen de otras aldeas, necesitan aprender esto… porque entran como “Juan por su casa”, como se dice. Luego aprenden mucho sobre la Misa, y la devoción a María. Es muy bueno también el mucho trato con los padres y hermanas, que fomenta la confianza.

Fiesta de los catequistas

Luego de terminar el último de los ocho campamentos de catecismo, tuvo lugar el seminario, retiro y fiesta de los catequistas. Ellos festejan el día de San Juan Bautista cada año, y aprovechamos la ocasión para seguir preparándolos y mejorando su capacitación. Recordarán por antiguas crónicas que comenzamos el año pasado con los seminarios sobre Biblia que dan los misioneros laicos, Servidores de la Palabra. En total son nueve cursos, y este año tuvo lugar el cuarto. Esperamos poder llegar a dar hasta el quinto en lo que queda de este tiempo de sequía. Dios quiera que lleguemos a darlo, pero al menos hemos podido organizar un curso para nivelar a los que se han quedado un poco atrás. Lamentablemente nunca pueden venir todos. Esta última vez hubieron unos 35 catequistas de los 54 que son en total. Pero el bien se va haciendo, y los que saben aprovechar están muy contentos. Se ve que tienen un mayor conocimiento de las Sagradas Escrituras y de la doctrina católica. En alguna ocasión me han dicho que se sienten contentos de ver que están predicando mejor los domingos en la celebración de la palabra. Y otra vez ellos mismos se reían contándome de que pudieron responder con mucha soltura a las objeciones de los protestantes, quienes les preguntaron: ¿Quiénes les enseñan estas cosas a ustedes? Y ellos muy orgullosos, y con autoridad, les decían que “en la parroquia tenemos cursos de Biblia”.
En esta fiesta cada aldea le hace un regalo en agradecimiento a su catequista. Durante un buen tiempo se preparan haciendo colecta para esto, y trabajan mucho. A veces depende del mismo catequista, que si es esforzado, los feligreses son más agradecidos. Y otros que reciben un poquito nomás… a veces mueven al catequista a trabajar mejor el año que comienza. Pero en general tratan de dar lo mejor, y juntan maíz, arroz, dinero, y hasta alguna gallina que ofrecen viva allí mismo. Es una fiesta muy alegre, ya que cada catequista pasa al frente y los representantes de la aldea pasan entre cantos y bailes a agradecerle.

Fiesta de los enfermos

Una de las actividades más fuertes de este tiempo que pasó, ha sido la fiesta de los enfermos. En el marco del Jubileo de la Misericordia, proclamado por el Papa Francisco, en la diócesis se organizó una fiesta de los enfermos y discapacitados. Para poder extender más esta actividad, a más personas, se pensó que mejor sería hacer la fiesta en cada parroquia, y luego llevar algunos enfermos de cada parroquia para la fiesta de la diócesis. En nuestra misión se avisó en todas las aldeas, y se anotaron 126 enfermos. Un gran número, aunque pudieron llegar 101, porque que no fue fácil para muchos de ellos el trasladarse desde sus lejanas aldeas, según su discapacidad, en bicicleta, en moto o en algún transporte público (daladala=minibús).
 
Vinieron muchos lisiados, con discapacidades de diverso género. Conocimos muchos enfermos de la parroquia, de los que no teníamos noticia, como por ejemplo de dos albinos, que sabemos que sufren mucho en esta sociedad. Tanzania es el país con mayor índice de albinos en el mundo. Hubieron algunos chicos con síndrome Down, y uno de ellos se destacó con sus habilidades artísticas en el fogón posterior a la Santa Misa y almuerzo: una niña de cinco años bailó y acaparó aplausos. También se vieron algunas personas que se movían casi “arrastrándose”, ya que no poseen sillas de ruedas, y es común verlos así hasta en las calles de la ciudad, a tal punto que se ponen ojotas en las manos para poder caminar. Yo al ver las fotos y escuchar el relato del padre Víctor sobre esa fiesta, no puedo más que alegrarme al ver cumplidas las palabras de Cristo: “Al contrario, cuando des un banquete, llama a pobres, a tullidos, a cojos y a ciegos; y serás bienaventurado, porque no tienen para corresponderte. Se te recompensará en la resurrección de los justos” (Lc 14,13-14). ¡Y qué alegría ver esto en nuestra humilde misión de Ushetu!

Fiesta de la Legión de María

Finalmente les cuento de la fiesta de la Asunción de la Virgen, donde aprovechamos de tener el festejo de la Legión de María. Esta vez hicieron la promesa cincuenta miembros, y solemnizaron la fiesta de nuestra Madre. Llenaron la iglesia con el color celeste con se identifican, y luego se llevó en procesión a la Virgen. Es muy bueno ver como la devoción a la Virgen y al Sagrado Corazón van creciendo en nuestra parroquia. Se ha dado una “sana competencia” entre ambos grupos, que quieren cada vez tener más miembros que el otro… y esto ha llevado a que empiecen a recorrer las aldeas, buscando que el grupo se extienda cada vez más. Eso les ha dado mucha fuerza a ambas devociones. Es una pena que por tantos años se haya perdido… pero a la vez se ve la fuerza que esto tiene. No basta más que invitar y predicar, y se suman. En estos grupos se han comenzado a anotar niños de hasta 12 y 13 años, jóvenes de las escuelas secundarias, y muchos adultos.
No me queda más que agradecer a los padres y hermanas que han trabajado tanto en este tiempo. Yo ahora escribo de lo que no he vivido, pero que he escuchado de viva voz. Me alegro tanto de que todo siga sobre rieles, y que como decía al principio, no dependa de una persona. Eso es lo bueno de ser una familia religiosa, uno de los grandes beneficios. Esto le da continuidad a las obras, y nos ayuda a tener ideales altos y planes a futuro.
Aprovecho a terminar contándoles un poco de lo cotidiano, que me parece que hace que estas crónicas tengan su toque familiar. Les cuento de paso para que recen, pero no para que se preocupen. Lamentablemente hoy vi que el tanque de agua de reserva para los meses de sequía está muy bajo (le quedan 40 cm), ¡y nos quedan dos meses de sequía! (porque generalmente comienza a llover a fines de octubre). De todos modos, nos manejaremos bien… ya lo hemos vivido otros años. Hay que comprar el agua, que te traen en carretas tiradas por bueyes, un agua muy sucia, que hay que agregarle medicina para que decante la suciedad. Finalmente hay que tomarse el trabajo de hervirla para consumo humano.
Es verdad que esto nos complica un poco algunas actividades pastorales que tenemos en este mes próximo… como el encuentro de jóvenes de la parroquia en el que calculamos que pueden venir unos doscientos jóvenes, y se quedarán tres días. Además de todas las otras actividades como encuentros de grupos, fiestas, seminarios, etc… que siempre necesitan quedarse, comer, bañarse. Les pido oraciones para que nos podamos manejar bien en estos meses que van a estar duros. Los días por la tarde se ponen calurosos y áridos, mucho polvo, y la falta de agua se siente. No nos va a faltar el agua, es claro, sino que en este tiempo todo esto lleva más trabajo, y la calidad del agua disminuye. Lo positivo es que podemos valorar el gran regalo y don del agua… que no todas las veces reconocemos. De eso me admiraba en mi viaje por Italia, de cosas que en nuestro mundo son tan comunes, y aquí no lo son. Abrir un grifo, y que salga agua… agua limpia.
En otro orden de cosas, les cuento que ya empezamos a limpiar el terreno donde vamos a comenzar a construir postulantado y noviciado. Desmontando, para dejar sólo los árboles y poder decidir dónde comenzar, y eso está muy bueno. Son dieciséis hectáreas. Soñar no cuesta nada… 
Oraciones, pues, a todos.
Un abrazo. ¡Viva la Congregación! ¡Viva la misión!
¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE.

domingo, 28 de agosto de 2016

¡Preparate para el Campamento del Estudiante 2016!

Queridos jóvenes, los invitamos al próximo Campamento Juvenil que realizaremos durante la Semana del Estudiante. Este año será en Campo de los Andes - Mendoza,en el Regimiento de Caballería de Montaña N°15.
Se llevará a cabo del sábado 17 al miércoles 21 de septiembre.


Como verán hemos adicionado un día. El motivo es poder brindarles, además de las actividades de siempre (deporte, competencias, salidas a la montaña, momentos de oración, fogones y divagues, etc.), un espacio de formación católica que consistirá en una serie de charlas.

¡Los esperamos!
En breve enviaremos más información...

Les dejamos un video para que lo compartan!!!

miércoles, 24 de agosto de 2016

¡Qué bueno que es volver!

Ushetu, Tanzania, 22 de agosto de 2016.

Qué bueno que es volver. Me doy cuenta de que estaba muy acostumbrado a este lugar, a este silencio de la noche, a la tranquilidad de la vida de la misión. En estos momentos en que escribo, se goza una profunda quietud, sin viento y el aire cálido. Tal vez el tiempo que debí estar fuera de la misión, estos dos meses, me han hecho ver lo acostumbrado que estaba a esta vida. Aquí en medio del campo, a esta hora, la diez de la noche, hay un gran silencio, porque todo el mundo se acuesta temprano, al llegar la noche todos se reúnen junto al fuego, cenan, y luego de algunas conversaciones, se van a dormir. Nuestro mundo moderno con sus comodidades de electricidad y medios de comunicación, nos hacen trastocar este orden. Esta es hora de ir a descansar, donde se escucha el silencio y se siente el aire caliente, que poco a poco refrescará durante la noche… No se usan ni ventiladores ni aires acondicionados. Y estamos acostumbrados… dormimos como angelitos.
Y les cuento que regreso luego de participar del VII Capítulo General de nuestro Instituto religioso del Verbo Encarnado. Ha sido una gracia muy grande para mí. Comenzando por el hecho de ser la primera vez que me toca participar, y el gozar de la confianza de mis hermanos sacerdotes y religiosos de la provincia, que han querido que vaya como uno de los representantes de la misión en Medio Oriente y África, la provincia Nuestra Señora del Destierro. Ha sido una gracia inmensa el poder encontrarme con los sacerdotes que presentaban a todas las misiones del Instituto en el mundo, de todos los continentes, y de misiones tan entusiasmantes como China, Ucrania, Papúa Nueva Guinea, Rusia, Brasil, Egipto, Filipinas, Irak, Tierra Santa, Franja de Gaza, y un muy largo etcétera. 
Pude aprovechar a conversar con ellos, los misioneros, y escuchar sus relatos de viva voz, en amenas conversaciones en la mesa, y en paseos y salidas. Escuchar sus reflexiones misioneras en las buenas noches luego de la adoración. Testimonios muy fuertes, sobre todo los que escuchamos de los padres que están en Irak y en la Franja de Gaza. Lamentablemente el misionero que debía venir desde Siria, no pudo salir del país. En uno de esos días nos envió un saludo grabado, y de fondo se escuchaba el estruendo de las bombas. Todos ellos nos contaron de los peligros vividos en esas misiones, de los atentados que han visto muy de cerca, y de los misiles que han escuchado silbar sobre sus cabezas… y la posibilidad del martirio muy cercana, con el Estado Islámico a 20 km de sus casas. Nos han enseñado todos esos misioneros sobre el amor a las almas, por las que vale la pena sacrificarse. Nos contaron de la decisión tomada de permanecer voluntariamente acompañando a los cristianos que más los necesitaban en esos momentos. Se imaginan que esas cosas no pueden pasar por nuestras almas sin dejar huella. Ha sido una gracia muy grande, ver la vida del Instituto y de sus misioneros.
Luego de esos intensos días, debí quedarme un par de semanas en Italia, por motivos de salud. Los misioneros cuando salimos de nuestras misiones apartadas, es una de cosas que debemos aprovechar: visitar médicos, hacer controles, y volver de la mejor manera a continuar el trabajo. Ése tiempo allá, es tal vez lo que me ha hecho valorar tanto el estar en esta misión. No me di cuenta, hasta que volví a sentir las noches tranquilas y cálidas, lo acostumbrado que estaba a Ushetu.
Mi viaje de regreso estuvo enriquecido por dos días en El Cairo. Esta vez sí me di cuenta que el calor de mi misión es nada comparado con el de esta época en Egipto. Allí pude participar de una misa en el convento de las Servidoras en esa ciudad, y me alegré tanto de ver los frutos de la misión en esas tierras. Es increíble poder ver en un país de mayoría musulmana vocaciones egipcias, novicios y novicias, aspirantes y menores, hermanas egipcias, y sacerdotes egipcios 100%. Las obras de caridad, niños y niñas, discapacitados… realmente un oasis en medio de ese desierto musulmán. La casa de las hermanas se encuentra en un barrio que puede pintar la realidad de la vida de El Cairo, con su caos vehicular, la basura en las calles, y los innumerables minaretes que se escuchan al momento de la oración, superponiéndose sin poder contarlos. Y tal vez el contraste hace que sea mayor el ver la paz que reina de muros hacia adentro.
Finalmente, el regreso a Tanzania. Me alegraba de escuchar algunas palabras en swahili cerca de la puerta de ingreso al avión… y me temía haberme olvidado todo. Por gracia de Dios no me he olvidado todo, sino tal vez falta de práctica nomás, y cambiar algunas letras. Creo que difícilmente me olvide, como lo saben los misioneros que han debido estudiar lenguas difíciles, que lo que costó sangre y sacrificio, queda grabado a fuego. Mi primera prueba de swahili fue apenas dejamos el avión y entramos en el control de pasaportes. Allí frenaban a todos los que teníamos cara de extranjeros… y pedían algo. Yo no sabía si pedían las visas o el certificado de la vacuna de fiebre amarilla, así que quise preguntar qué estaban controlando, pero en vez de decir “¿Qué controlan?”, dije “¿De qué se ríen?” Esto sí que los hizo reír, y me hizo señas la mujer policía de que pase. Les aclaro a ustedes que en swahili ambas frases sólo se diferencian por una vocal. Me causó gracia a mí también… ¡Bienvenido a Tanzania! El que controlaba pasaportes, tenía detrás del vidrio su cepillo de dientes con la pasta ya colocada… listo para usar. Me alegré de nuevo al arribar a nuestra formalidad tanzanesa, así de simple.
En el último vuelo, me encontré con un obispo y dos religiosas que viajaban en el mismo avión, pero cada uno por su cuenta. Esa es otra cosa que admiré y que muchas veces no caigo en la cuenta, y es la fuerte presencia de la iglesia católica en estas tierras. Eso hace que uno se comience a sentir en casa, que hay gente que te recibe con amabilidad. Tanzania es un país con mucha gente buena.
En Mwanza me esperaba el P. Víctor junto a dos voluntarios españoles, ambos por nombre Javier. Ellos estuvieron un mes en la misión y ya se regresaban, pero antes de irse pudimos disfrutar juntos de un paseo para ver los animales de África… un auténtico safari. Gracias a que ellos consiguen el dinero, y nosotros ponemos el vehículo y el guía que nos hace el favor, es que podemos gozar de una actividad tan deseada. Es un premio para los que han venido a trabajar duro en la misión como voluntarios, el que antes de despedirse puedan conocer algo tan propio de aquí.
Al día siguiente dejamos a los Javieres en el aeropuerto y recorrimos en la camioneta las siete horas que nos distancian de la misión. Cómo no alegrarme de regresar si siempre hay una recepción digna de un gran personaje. Los niños esperando al borde de la calle, con ramas en sus manos, y cantos y más cantos… los monaguillos, y las niñas. Algunos jóvenes, los misioneros laicos, los trabajadores. En las casas vecinas saludaban con una gran sonrisa al ver pasar el vehículo… ¡Ya en casa!
Agradezco muchísimo al P. Víctor quien se quedó a cargo de la misión en este tiempo, e hizo un excelente trabajo. Pero como no puede ser de otra manera, al regresar el párroco, luego de dos meses, ha comenzado el aluvión de pedidos de misas, casamientos, bautizos, misas en colegios, reuniones, festejos de aniversarios, misas de bendición de cosecha, trabajos para realizar en nuestra casa… y ¡bienvenido a Ushetu! ¡Esta es nuestra vida misionera! Qué bueno estar en casa, en esta noche tranquila, cálida y silenciosa.
Gracias por sus oraciones, y a seguir rezando, porque como dijo nuestro nuevo superior general, “lo mejor, está por venir”.
¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE.
Ushetu - Kahama - Tanzania






miércoles, 27 de julio de 2016

¿Cuál es el valor de 1.100 sonrisas en África?

Montefiascone, Italia, 23 de julio de 2016.

Siempre esperado mes de junio… por muchas cosas, pero sobre todo esperado por los niños de nuestra misión. En ése mes tuvimos ocho campamentos de niños de catequesis. En una semana se desarrollaron seis, y los dos restantes en dos semanas sucesivas. Las expectativas fueron superadas por la realidad, porque si bien esperábamos que el número se aumente, nunca pensamos que llegaríamos a tener 1.100 niños en campamento. El incremento esperado, por una parte, es debido a que aumentamos los años de catecismo, que anteriormente era de un solo año, y ahora es de dos años para los niños ya bautizados, y de tres para los que tienen que recibir el bautismo más la comunión y la confirmación. Por otra parte el aumento es porque los niños cada vez vuelven más contentos a sus aldeas, y contagian a otros el deseo de asistir. Ya es el tercer año que realizamos esta actividad, y cada año es más fructuoso. A los primeros campamentos, en el año 2014, asistieron unos 500 niños, si mal no recuerdo.
Brevemente les cuento cómo participan de estos campamentos, aunque creo que ya les he contado el año pasado, lo repito para los nuevos lectores. Los campamentos los dividimos por centros, y tenemos siete centros. En el centro más importante dividimos el campamento en dos, de niñas por un lado y de niños por otro, para una mejor organización, porque llegaban a ser más de 200 en total. Los chicos vienen de las aldeas aledañas que pertenecen a la aldea que es cabecera del centro y se quedan cinco días para recibir catecismo y reafirmar conocimientos. Pero de a poco hemos podido ir influyendo en los catequistas para que entiendan el campamento de una manera más amplia, como una “escuela de vida”. Es decir, que a los chicos se les enseñe a vivir cristianamente, a rezar, a cumplir, a convivir con otros niños, a hacer sanas amistades, y poder tener días de mucha alegría.
Cuando les he contado a otros sacerdotes de otras misiones sobre estos campamentos multitudinarios, nos preguntan cómo hacemos. Y la verdad que sería imposible si no fuera por la gran simpleza a la que ellos están acostumbrados, es decir, los niños de mi parroquia. Cuando vienen para estos cinco días, casi que no traen nada… Vienen con la comida que se les pide para los cinco días: un kilo de arroz, dos kilos de harina de maíz (para el ugali, una especie de polenta blanca), un kilo de porotos, y diez papas o batatas. Eso para cinco días de desayunos y comidas. Para ayudarles a las aldeas, que son muy pobres, y entusiasmarlos a seguir con el trabajo cada año, desde la parroquia aportamos para cada campamento el aceite y el azúcar. Este año agregamos algunas bolsas de caramelos para cada campamento y a dos de los más numerosos pudimos regalarles una pelota de futbol y una de vóley para los juegos, y así el campamento sea más festivo.
Otra gran cosa que nos favorece es que los hicos están acostumbrados a una vida muy sencilla, y no se molestan en absoluto de dormir en el piso, literalmente… es decir, en el piso, sin colchón ni nada. Solamente podemos llegar a extender lonas, y ellos con la ropa se acomodan, hacen una almohada con una camisa, y listo. Además están muy acostumbrados al trabajo en sus casas, y son muy prácticos, para prender el fuego, para cocinar ellos mismos. Y hasta llevan una sola muda de ropa, que en los tiempos libres lavan, si pueden. 
Sumemos finalmente que es posible gracias a los catequistas, que en esos días dejan sus casas y familias para dedicarse a este trabajo. Y como en las aldeas son muy organizados y solidarios, se hacen grupos de señoras para cocinar y ayudar en lo que haga falta. En fin el trabajo es mucho, pero muy repartido, y ayudado por la vida simple, sin pretensiones materiales y de comodidades que no conocen.
Larga introducción para contarles sobre las visitas a estos campamentos. En la semana que tuvimos seis campamentos a la vez (hay que hacerlos así, todos a la vez, porque es el tiempo de vacaciones en la escuela), los visitamos en cuatro intensos días. Salíamos en una sola camioneta todo el equipo: los dos sacerdotes, tres hermanas Servidoras, el catequista Filipo, y algunos monaguillos o los misioneros laicos. Al llegar nos esperaban multitudes de niños, que salían a nuestro encuentro cantando con mucha alegría, porque sabían bien que era un día especial dentro de los demás. Comenzábamos con juegos, las niñas con las hermanas y los niños con los padres. Corridas, juegos, y gritos… sobre todo de las niñas, con sus cantos por equipos, que comenzaban a atraer a mucha gente que veía alterada la monotonía diaria de la aldea. Se formaba un gran grupo de espectadores en esos momentos, no todos ellos eran católicos, y se ve el gran efecto de este apostolado. 
Normalmente luego de los juegos desayunábamos con ellos, su muy simple colación. Admirable el hecho de que habían jugado, corrido, saltado y gritado… todo ello sin haber desayunado todavía. Luego del desayuno yo comenzaba a confesar mientras ensayaban cantos de misa, o repasaban el catecismo. Finalmente les entregábamos de regalo alguna estampa, que habían llevado las hermanas, todo un “arsenal” de material de apostolado. Los chicos estaban felices con sus regalos, muy simples, una estampa y un caramelo. Con todos ellos nos sacábamos una foto que en muchos casos era una tarea casi imposible, porque mostraban su estampa, pero cada uno deseaba que su estampa saliera en primer plano, lo cual arrancaba risas en todos.
Todos los días regresábamos los misioneros casi de noche a nuestra casa, muertos de cansancio, pero con gran alegría. Llegábamos al descanso de la oración y de la vida comunitaria, para emprender al día siguiente el viaje hacia algún otro campamento. Veo como un fruto muy grande la confianza de los niños con los padres y las hermanas. Se admiraban, los chicos y los grandes, de ver a los padres con sotana y a las hermanas, jugando entre los niños. Algunos chicos en el partido de fútbol nos pedían la pelota gritando: “Mwalimu! Mwalimu!” (¡maestro! ¡maestro!). Y les enseñábamos a decirnos “padre”. Los niños que estaban de otros años ya les contagiaban la confianza a los nuevos… y la corriente de confianza iba en aumento. 
En uno de los campamentos a los que les habíamos regalado los balones de futbol y de vóley, en medio de un tumulto de niños que cantaban y corrían, vinieron tres niñas de unos doce años y me dijeron: “Padre, ¡muchas gracias por el regalo!” Yo no supe en el momento a qué se referían, porque acabábamos de llegar… Y me dijeron ellas: “¡Por la pelota de vóley! ¡Muchas gracias!”. Me quedó en el corazón, sin saber quiénes eran, ni ahora podría recordarlas volviendo a esas aldeas, porque habían cientos de niños… pero me quedó como una imagen de todos los niños representados en ellas.
En estos días que pensaba en escribirles esta crónica se me venía a la cabeza el preguntarme, ¿cuánto valen 1.100 sonrisas de niños? ¿Cuánto vale el “gracias” de estos chicos felices con tan poca cosa? Es un valor incalculable, y esa es la paga para el sacrificio misionero. Pagados con sobreabundancia, más del ciento por uno. Y vale la pena todo sacrificio. La paternidad espiritual del misionero es algo que no llegaremos a abarcar ni comprender del todo, ni los mismos misioneros.
¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano, IVE