misionesIVE marzo 30, 2015 Siria
El dolor por la pérdida de los seres queridos a causa de la guerra, es una realidad cotidiana que enfrentamos en Siria. Prácticamente no hay familia que no llore un hijo, una hija, su padre, su madre, hermanos o familiares cercanos, amigos, conocidos. Uno de los saldos más dolorosos de esta tragedia que lleva casi 5 años son las más de 200.000 (doscientas mil!!) muertes.
Debido a que los cementerios cristianos quedaron en barrios tomados por los terroristas, los obispos pidieron al gobierno un terreno que está junto a la catedral para que allí puedan ser sepultados los cristianos. Yacen allí más de 1400 cristianos. Cada último sábado de mes se reza una misa aquí en la catedral a la que acuden cristianos de todos los ritos para pedir por el alma de sus familiares difuntos a causa de la guerra, comienzan con una oración en el cementerio y luego se reza la misa en rito greco-católico.
Los relatos de la gente a quienes saludamos después de la misa son siempre conmovedores y admirables. Una madre que perdió a su hijo de 9 años muerto a causa de una explosión, una anciana que llora a su hijo y a su esposo, una madre de familia que perdió a su hermana la cual murió dejando tres hijos pequeños… no obstante el dolor intenso y profundo, la fe y la esperanza cristianas resultan para ellos las fuentes de donde extraer la fuerza y la gracia para seguir viviendo y afrontando la prueba que no acaba.
Sufren, y sufren con entereza porque sufren cerca de Dios y porque saben que esta vida no es la definitiva. En medio de su dolor viven con la esperanza de reencontrar a todos los suyos para siempre en el cielo, en la vida eterna junto a Dios, pues solo en Él está la “Vida Verdadera” que no tiene fin.
M. María de Nazaret
Alepo, Siria
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