lunes, 21 de diciembre de 2015

Marcha por la Nueva Evangelización en Luxemburgo

misionesIVE diciembre 20, 2015 Luxemburgo


Después del almuerzo cantamos en distintos idiomas. Luego el Arzobispo hizo su discurso de bienvenida y comenzamos con la oración y presentación de los distintos grupos de la diócesis.

Alrededor de las 14 horas partimos a pie desde el Centro Cultural de Steinheim, hasta laBasílica de Echeternach, durante el camino continuamos nuestra marcha con el rezo del rosario, de las letanías y distintas canciones. Hicimos en total un recorrido de 5,2 Km en 3 horas. éramos aproximadamente un grupo de 200 personas.

Hicimos la segunda parada en el medio del bosque. Allí meditamos una lectura de la Encíclica Evangelii Gaudium sobre los Carismas al servicio de la comunión evangelizadora[1]. « El Espíritu Santo también enriquece a toda la Iglesia que evangeliza con distintos carismas. Son dones para renovar y edificar la Iglesia».[2] María es la mujer que reza y trabaja en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás «sin demora» (Lc 1,39). Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización.[3]

La tercera parada fue cerca del lago de Echternach donde Jaime Barragán (un padre de familia) nos dio su testimonio. Cómo vivir el cristianismo con la familia en la sociedad de hoy. Y luego nuestro Arzobispo nos contó la historia de San Willibrordo, primer Obispo de Utrecht, apóstol de los Países Bajos y patrono secundario del Gran Ducado de Luxemburgo. Willibrordo nació en el Norte de Humbría (Inglaterra) en el año de 658, en el seno de una familia aristócrata. Su padre Wilgils le presentó muy joven a la abadía de Ripon. En 678 el dejó su patria para ir a Irlanda, donde diez años después fue ordenado sacerdote (688). Dos años después (690), con 12 monjes más, fue a evangelizar Europa central. Willibrordo y sus compañeros, pues, debían trabajar en terreno prácticamente virgen, logran grandes éxitos de conversiones. Estos monjes eran valientes y emprendedores. Les impulsaba al amor de Cristo, confiaban plenamente en Dios. Frisia había sido constituida en iglesia sujeta inmediatamente a la Sede romana. Utrecht fue el centro de la nueva diócesis. Pero quiso, además, Willibrordo, conforme al método benedictino que le trajo al continente europeo, fundar un monasterio destinado a servir de base a la acción misionera en Echternach (tierras cedidas por santa Irmina), en Luxemburgo. Cada dos años iba regularmente Wilibrordo a pasar unos meses de reposo y recogimiento en su querida abadía, su residencia favorita.
Entretanto se revelaban las bellas cualidades del arzobispo de los frisones. Era, según testimonio de san Bonifacio, varón “de gran santidad y de austeridad maravillosa”, pero bueno y paternal para los otros. Verdad es que intentó evangelizar la Frisia del Norte y hasta estuvo en Dinamarca movido por el mismo impulso misionero; pero pronto comprendió que era empresa prematura y regresó a su campo de acción.
Pero cuando los frisones se alzaron contra los francos, él y sus monjes tuvieron que replegarse. Evangelizó también Holanda, Zelanda y los Países Bajos. Dejó como sucesor en su misión a Bonifacio. Murió en el monasterio de Echternach.

Nuestra última parada fue en la basílica de San Willibrordo. Visitamos la cripta donde pudimos rezar frente al cuerpo de San Willibrordo. Finalizamos esta hermosa jornada con una hora de adoración al Santísimo Sacramento y la Santa Misa, presidida por nuestro arzobispo y concelebrada por otros sacerdotes.

Es de destacar el clima de alegría y de oración que reinó durante esta marcha. Había también muchas familias con niños que con gran ánimo y respeto participaron de esta marcha siendo de gran ejemplo para todos los presentes.

Queremos agradecer al Señor por tantos beneficios espirituales que recibimos de sus manos generosas y providentes, y pedimos a la Madre del Evangelio, Ella que es la Estrella de la nueva evangelización, nos ayude a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz (Evangelium Gaudium n. 288). Pedimos por intercesión de San Willibrordo por los frutos de nuestra misión en Luxemburgo.

Maria Czestochowa, SSVM


[1] Papa Francisco, Exhort. ap. Evangelii Gaudium, 130.

[2] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 12.

[3] Papa Francisco, Exhort. ap. Evangelii Gaudium, 288.

No hay comentarios:

Publicar un comentario