lunes, 20 de octubre de 2014

Soneto de la guerra en Medioriente


Pasó la noche negra; el maloliente
Humo no se va, más bien se espesa.
Iluminando el cielo en Medioriente
Cae la bomba en lluvia que no cesa.

Y el huerfanito en un pasillo estrecho
De un pueblo en ruinas por la guerra y yerto
Acurrucado en un colchón, su lecho,
A Dios da gracias, porque aún no ha muerto.

Pero entretanto, el mundo indiferente
Del espectáculo aquel huye de prisa
Busca el placer y sordo ya no siente

El llanto amargo que al Oriente triza,
La fría lágrima en el rostro hirviente
De un niño solo a quien la Muerte pisa.

Y así será mientras que Dios se ausente.

Mercedes Giaquinta



1 comentario: