viernes, 17 de octubre de 2014

LAS VISITAS AL SANTÍSIMO


La práctica de hacer visitas a Jesús Sacramentado es una manera muy útil y concreta de prolongar los efectos de la Santa Misa.

La Hostia que se contiene en el Sagrario ha sido consagrada en el transcurso de la Misa; está pues en estrecha relación con la oblación y la inmolación sacramentales de Cristo. Esa Hostia permanece allí para perpetuar en cierto modo el Sacrificio, permitiéndonos unir, de un modo bien concreto, nuestras propias acciones a los perennes actos de ofrecimiento, de inmolación, de amor, de reparación, de gratitud que Jesús no deja de hacer como Víctima. Su presencia en el Sagrario tiene un valor incomparable. Jesús está allí, aparentemente muerto, parece inmóvil, como si no viese, no oyese, ni hablase. Sin embargo su presencia está cargada de dinamismo y de virtualidad redentora. Está allí para unir a Sí todas las almas. Será pues muy conveniente visitar al Santísimo para expresar nuestro deseo de adherirnos a la oblación e inmolación permanentes de Cristo en  el Sagrario, que no es sino la continuación de su oblación e inmolación en la Santa Misa.
“El Santo Sacrificio de la Misa”, Padre Alfredo Sáenz S.J.

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