Por P. Agustín Spezza, IVEoctubre 4, 2015Reflexiones sobre Arte Sacro
Icona del Laboratorio “La Glikophilousa”
Autor: Del sitio: “Pregare con l’icona”. Fuente: http://www.piccoloeremodellequerce.it
Introducción: Querida familia: Pidamos la intercesión del Arcángel San Miguel por EL SÍNODO DE LA FAMILIA que comienza hoy. La familia es “la célula primera y vital de la sociedad”, tanto civil como eclesiástica, ya que “el Creador de todas las cosas estableció la sociedad conyugal como punto de partida y fundamento de la sociedad humana” (Concilio Vaticano II, Decreto sobre el apostolado de los laicos n. 11) por eso es el blanco de tantos ataques. El Card. Cafarra cuenta que cuando por decisión del santo Papa se creó el Instituto “Juan Pablo II” para estudios sobre matrimonio y familia, recibió una carta de Sor Lucía de Fátima, en la cual ella lo animaba a trabajar firmemente en defensa de la familia, afirmando que “el enfrentamiento final entre el Señor y el reino de Satanás será sobre la familia y sobre el matrimonio”.
Traducido del italiano: “San Michele Arcangelo e gli Sposi”
SAN MIGUEL ARCÁNGEL Y LOS ESPOSOS
“El Ángel es manifestación viviente de Dios,
el nombre de Dios es en él
y con su nombre su presencia”
Pavel Evdokimov
Este icono representa al Arcángel Miguel que bendice y protege a los esposos. En la iconografía del Antiguo Testamento los Angeles son siempre representados como Espíritus de luz que anuncian y llevan a la práctica fielmente la voluntad de Dios reflejando así la compasión por los hombres.
Se lee en el Libro del Éxodo (23, 20-25)
“He aquí que Yo envío un Ángel delante de ti, para guardarte en el camino, y para conducirte al lugar que te tengo dispuesto. Muéstrale reverencia y escucha su voz; no le irrites; porque no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. Si escuchas atentamente su voz haciendo todo lo que Yo diga, seré enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores. Porque mi Ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y Yo los destruiré. No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás sus obras; al contrario, los destruirás por completo y quebrarás sus piedras de culto. Vosotros serviréis a Yahvé, Vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua. También las enfermedades las desterraré de ti”.
¿Cuál es la misión de los Ángeles?: custodiar y allanar el camino de la salvación, ofreciéndose como compañeros de camino para dirigir y manifestar la voluntad de Dios.
Entre las creaturas angélicas, Miguel, en particular, es el ángel de la luz que custodia el mundo, se opone al Mal y es propuesto al pueblo elegido. Su nombre significa: “¿Quién como Dios?” (Mikael en griego) y nos da testimonio de la fidelidad en el acto de proteger y custodiar.
El culto al Arcángel Miguel se desarrolla tanto en Oriente como en Occidente desde los siglos IV y V y su misión es la de conductor de las milicias celestes. En la iconografía del Nuevo Testamente, es representado in lucha contra el dragón, Satanás, que intenta devorar al Hijo de una parturienta, símbolo de la victoria de Cristo sobre las fuerzas del mal:
“Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol y con la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas, la cual, hallándose encinta, gritaba con dolores de parto y en las angustias del alumbramiento. Y vióse otra señal en el cielo y he aquí un gran dragón de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas. Su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón se colocó frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo luego que ella hubiese alumbrado. Y ella dio a luz a un hijo varón, el que apacentará todas las naciones con cetro de hierro; y el hijo fue arrebatado para Dios y para el trono suyo. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para que allí la sustenten durante mil doscientos sesenta días.
Y se hizo guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón; y peleaba el dragón y sus ángeles, mas no prevalecieron, y no se halló más su lugar en el cielo”.
LECTURA DEL ICONO
En el icono que contemplamos, el Arcángel Miguel, con sus amplias alas, protege y bendice una pareja de esposos. La ligereza de sus alas “simboliza la ausencia de toda atracción terrenal, el impulso total y puro, ausente de toda pesantez, hacia las cimas” (Dionisio Areopagita). Y es precisamente hacia las cimas del Amor divino que quiere conducir a los esposos , para que de su nupcialidad fecunda fluya, limpio y puro, el sí a la Alianza con Dios.
Su majestad calma impregnada de fuerza divina rocía de paz serena el tiempo y el espacio e invita a los esposos a custodiar un corazón pacificado en la confianza para que escuchen incesantemente las promesas de Dios: “¿Hay acaso para Yahvé cosa imposible? (Gn 18,14).
Los trazos de su rostros dejan transparentar la peremne juventud de Dios que se refleja sobre el rostros mismos de los esposos, sellados por la franqueza de su unión celebrada en novedad de vida.
Él está lujosamente vestido der perlas preciosas, símbolo de su realeza, y lleva entre las manos un globo celeste porque ya está redimido por Cristo. En la mano derecha sostienen con seguridad la lanza para combatir al Enemigo: un detalle particular es éste que hace visible a nuestros ojos la protección y la presencia del amor divino en el misterio de la Alianza nupcial.
El hombre y la mujer están unidos entre ellos por un hilo blanco y rojo: blanco, porque es el símbolo de la santidad que se realiza en el pacto conyugal a través de un amor fiel, indisoluble y eterno. Un amor que manifiesta en nuestra historia la eternidad, la fidelidad y la irrevocabilidad del amor de Dios por sus hijos. Rojo, porque expresa el vínculo y la pasión de los esposos en escoger a manos llenas el don recibido y al mismo tiempo su gran vínculo al “entrelazarse” con el amor de Dios.
El esposo está vestido de amarillo y marrón:
El amarillo, símbolo de la fe, junto al marrón significa una adhesión encarnada, mixtura de luz y de sombra, nupcialidad entre la tierra y el cielo. La Esposa en cambio está vestida de rojo brillante, el color de la fecundidad y del azul: la mujer es aquella que con levedad indica el Cielo… Ambos, esposo y esposa, son el signo del infinito amor de Dios que, en el regazo nupcial, fecunda de vida la tierra y al mismo tiempo dice: “Era algo muy bueno-bello!” (Cfr. Gen 1,31).
El esposo lleva un bastón, símbolo de protección, recíproco apoyo, pero también del peremne camino en las rutas de la vida y de la devota peregrinación que deben realizar “hacia las cimas”. La esposa tiene las palmas abiertas hacia nosotros: reza, intercede, se ofrece, confiada, a sí misma y a su nueva familia a Dios, fuente de la protección del Ángel.
Abajo, a la derecha, se alcanza a ver un cardo que florece sobre la roca. Esta flor es signo de la vida que se desenvuelve incluso en las situaciones más difíciles, cuando, con la ayuda de Dios y de su Arcángel, se desafía el mal.
Esto es: entre los cardos madura y se purifica el amor. Sí, entre las pruebas, aceptadas con dócil y confiada esperanza, a la sombra del Omnipotente, como dice el Salmo 90 ahora rezamos juntos:
“Tú que te habitas al amparo del Altísimo,
Que vives a la sombre del Omnipotente,
di al Señor: “Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.”
Él te libreará de la red del cazador,
De la peste funesta.
Te cubrirá cvon sus plumas,
Bajo sus alas te refugiarás:
Su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
Ni la flecha que vuela de día,
Ni la peste que se desliza en las tinieblas,
Ni la epidemia que devbasta a mediodía.
Caerán a tu izaquierda mil,
Diez mil a tu derecha;
A ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
Y verás la paga de los malvados,
Porque hiciste del Señor tu refugio,
Tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
Ni la plaga llegará hasta tu tienda,
Porque a sus ángeles ha dado órdenes
Para que te guarden en tus caminos;
Te llevarán en sus palmas,
Para que tu pie no tropiece en la piedra;
Caminarás sobre áspides y víboras,
Pisotearás leones y dragones.
“Se puso junto a mí: lo libraré;
Lo protegeré porque conoce mi nombre,
Me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
Lo defenderé, lo glorificaré;
Lo saciaré de largos días,
Y le haré ver mi salvación.”
El mensaje que éste icono custodia y nos confía es por lo tanto el de una serena confianza frente al misterioso devanarse de nuestra vida: siempre y de cualquier modo, el Omnipotente manda su ángel en nuestro socorro, y entre los terrones oscuros de nuestra tierra, la semilla de su Vida crece y lleva fruto…!!!
Fuente: http://www.piccoloeremodellequerce.it/gliko/Preghiere%20con%20l’icona/Arcangelo_%20e_%20Sposi.htm
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