domingo, 21 de junio de 2015
“Dando olvido a lo que ya queda atrás, me lanzo tras lo que tengo delante”
(Flp 3, 13)misionesIVE junio 15, 2015 Argentina
Querida Familia Religiosa:
Por gracia de Dios, con un grupo de jóvenes de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, de Los Juríes, Santiago del Estero, pudimos realizar la peregrinación a Matará, lugar que “Dios eligió para que allí se rindiera honor a Su Hijo en la Cruz.”
Esta peregrinación se realiza todos los años con los jóvenes de la Diócesis de Añatuya. Este año tuvo de particular que participaron muchos jóvenes del interior, incluso algunos viajaron 400 km. Hubieron 270 chicos inscriptos, sin contar con la gente que se unía en el camino o peregrinos que fueron en bicicleta.
El 1° de Mayo nos congregamos todos en la Catedral de Añatuya donde tuvimos la Misa de envío. Fue presidida por el Padre Hernán Casón, actual administrador de la diócesis. En el sermón hizo hincapié en la importancia de esta peregrinación: no es un reto deportivo, sino que es un camino en el que se sigue a la Cruz y hacia ella se va; la peregrinación nos tiene que hacer recordar que en esta vida todo pasa y lo único que importa es llegar a la meta. También remarcó que nuestra fe no es una fe “romántica”, sino que Cristo “habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo”, es una fe que se demuestra por las obras y un amor que se manifiesta en el sacrificio, como el de Cristo. Los exhortó a aprovechar los momentos de silencio para encontrarse con Dios. También les propuso a los chicos poner sus intenciones en las manos de Jesucristo, ofrecer la caminata por las cruces que cada uno tiene que llevar.
Nosotras les propusimos a las chicas una serie de intenciones que se nos habían encomendado: en general pidiendo por nuestra querida familia religiosa y especialmente por las Servidoras; por los misioneros en las misiones más lejanas; por aquellos que están en países de guerra; los que están en sus casas cuidando a familiares; por el aumento de santas vocaciones; por nuestra fidelidad; por el fruto del próximo sínodo de las familias, etc. Hicimos unas tarjetitas con dichas intenciones y le dimos a cada una con un espacio para que ellas ofrecieran por algo particular, este sería el incentivo que les daría fuerzas para seguir adelante.
Puesta la meta… nos preparamos para comenzar …
“Me lanzo tras lo que tengo delante, hacia la meta” (Flp 3, 13-14)
Matará dista a 60 km de Añatuya, todo el camino es de ripio. Adelante iba la cruz de Matará Peregrina, marcando el camino. Salimos a las 22.00 hs aproximadamente. Tuvimos la gracia de que, a lo largo del recorrido, hubo sacerdotes escuchando confesiones.
Se hicieron tres paradas donde nos esperaban con un rico y caliente “mate cocido” y allí descansábamos un poco para retomar fuerzas.
Después de la primera parada se hizo un momento de reflexión, se repartieron antorchas a los jóvenes, representando en ellas a Jesús y a la Santísima Virgen, quienes nos acompañan a lo largo de nuestro peregrinar.
Algunas de nuestras chicas, caminaron con gran empeño y ánimo… pero al caer la noche, ya las fuerzas se agotaban y aparecían los malestares. A una de ellas se le insistió para que se subiera a los vehículos que nos iban asistiendo, para poder descansar un poco y así retomar fuerzas y seguir luego la peregrinación, pero ella se rehusaba, “¡Tengo que llegar! ¡Por los papelitos!” Es decir las intenciones que se habían propuesto…
“Con todo, cualquiera sea el punto al que hayamos llegado, sigamos adelante en la misma línea” (Flp 3, 16)
A eso de las 8 de la mañana, después de haber descansado en la última parada y tomado el desayuno, emprendimos la última parte del camino, que ya no era más por la ruta de ripio sino por camino de tierra, atravesando el campo. Esta parte del camino tenía de peculiar que ya no había más asistencia porque era un camino angosto donde no podían entrar los vehículos. Así como dijo una de las chicas: ¡ahora somos Dios y nosotras!
Un grupo de jóvenes durante la caminata venían con sus celulares, al llegar a este punto y al no haber señal, ya que estábamos en medio del campo, alguno se quejaba, otro respondía, “ahora solo importa llegar hasta la Cruz”.
Muchos ya en esta parte, estaban muy cansados, pero era un momento para practicar la caridad con el prójimo, aquí se vio, como también a lo largo de todo el camino, el compañerismo y el aliento que se daban entre ellos los jóvenes, a pesar de no conocerse, ya que todos luchaban por una misma meta: LA CRUZ.
Fue el momento también que nos permitió recordar a los jóvenes que esos sufrimientos hay que ofrecerlos, no hay que desperdiciarlos. Así, hablando con una de las chicas que tenía su casa en el campo, la alentaba a ofrecer sus dolores, le pregunté si su familia era practicante, me dijo que sí, pero que no podían ir a Misa, porque no había un sacerdote que fuera a celebrar Misas (como sucede en muchos lugares, debido a la cantidad de trabajo y a la falta de sacerdotes), entonces ella llegó a la conclusión de ofrecer su cansancio para que hayan más sacerdotes y puedan ir a sus “pagos”.
Y así fue como después de más de 15 km por el campo, llegamos hasta el final del camino. Allí nos esperaba la Cruz de Matará, cada peregrino se acercaba a ella para adorarla y depositar ante sus pies sus intenciones. Una vez que todos los peregrinos llegamos, entramos en procesión al pueblo hasta el Santuario donde nos dio la bienvenida el Párroco del lugar.
“Matará es un pedazo de historia de la Patria y de la fe”
Una vez que llegamos, después del almuerzo y de un merecido descanso, tuvimos la celebración de la Santa Misa, en el predio del Santuario. Se celebraron confirmaciones de los chicos de Matará y con esta Santa Misa se daba comienzo a los festejos de los 25 años de la Parroquia.
A continuación los jóvenes tuvieron un momento de reflexión, donde se les habló del significado de la cruz, de sus símbolos, y también se los exhortó a no sólo pedir a Dios, sino también a dar gracias por tantos beneficios.
Luego de un mini-fogón, tuvimos la cena. Cabe destacar que a pesar del cansancio, los jóvenes tenían un muy buen espíritu, la “alegría de la cruz”.
El domingo a la mañana, tuvimos la procesión con la Cruz de Matará desde una de las entradas del pueblo y luego la Santa Misa.
Antes del almuerzo el grupo de danzas del lugar, realizó una pequeña representación de la historia de la Cruz, y luego bailaron nuestras tradicionales danzas en honor a la Cruz.
Agradecemos a Dios por la gran gracia de haber podido realizar esta peregrinación y también por tantas gracias derramadas, algunas de las chicas nos comentaban que era lo que necesitaban para volver a la Iglesia, a una vida de gracia. Seguro que como ellas muchos de los jóvenes pudieron acercarse a Dios por su Cruz. Pedimos por los frutos de esta peregrinación y por todos aquellos jóvenes que participaron. Seguro Dios no se dejará ganar en generosidad.
También agradecemos porque en el día, en que como congregación, recordamos la gracia fundacional, Dios nos permitió estar en este lugar tan especial para nosotros. Y pedir por cada miembro de nuestra Familia Religiosa.
“La Cruz donde está el Señor y la Virgen de Matará constituye … un hermosísimo programa de vida que deberán esforzarse por alcanzar los que se enorgullezcan de llevar ese nombre, con la gracia de Dios, que nunca falta si uno hace lo que hay que hacer. Proyectar a las nuevas generaciones los altos ideales que hay en esta Cruz deberá ser un renovado empeño de todos y cada uno de los miembros de nuestra Familia Religiosa a través de los tiempos para que resuene el Evangelio de Jesucristo en todo rincón de la tierra: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio (MC 16, 15)” (P. Buela, Servidoras I)
En Cristo
Hna. María Filia Crucis
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