lunes, 26 de enero de 2015

El Padrenuestro de Stanislaus

Posted on enero 23, 2015


Tabora, Tanzania, 14 de enero de 2015.

Queridos familiares y amigos:

Les mando algunas líneas de estos lados. Para que nos tengan presente en sus oraciones.

En primer lugar, les trasmito una gran noticia, y es que el P. Johntin ya está de regreso en la misión. Esto se lo debemos también a las oraciones de muchos de ustedes, que siempre lo han tenido presente, y de hecho me preguntaban cada tanto cómo iba su recuperación.



Llegó como regalo de navidad, el 28 de diciembre. Menos mal que estuvimos preparados por el tiempo de Adviento, que nos enseña a esperar, y pedir la segunda venida de Cristo. Porque de verdad que el último tiempo estuvimos en vilo, porque venía una semana, luego se atrasó el viaje, y luego otra vez… y ya no sabíamos realmente qué pensar. Pero finalmente llegó, y no saben la ansiedad y alegría que había en todos en la parroquia. El día de su arribo, era domingo, así que en el oratorio todos los chicos estaban en vilo a ver cuándo llegaba. El viaje se demoró un poco, y se hizo de noche, sin embargo nadie se iba, chicos y grandes esperando en el camino frente a la iglesia, con ramas de árboles como es tradición por estas tierras. Finalmente fue una algarabía total al momento de ver la camioneta. Hubo cantos, vigelegeles (gritos), saludos, abrazos, y más cantos. Así se entró en la iglesia, donde el padre les dirigió unas palabras de agradecimiento a todos, y lo miraban sorprendidos, viendo lo bien que caminaba (con un poco de dificultad, pero nada en relación al accidente que ha tenido).



Esto nos ha llenado de alegría a todos, empezando por mí, ya que luego de estar ocho meses solo, la vida ha cambiado totalmente al volver a tener la comunidad reunida. Pero para todos en general, porque el padre es muy alegre y tiene mucho don de gente, y así los parroquianos vienen a cada rato a saludarlo y charlar con él. La vida de las aldeas también cambió, ya que al ser dos, podemos estar saliendo más seguido para las misas y visitas. En fin que como dicen nuestras constituciones, “uno mas uno son dos mil” en términos de de comunidad. Y no sólo en relación al trabajo, sino sobre todo en fuerzas y ánimos.



El domingo 4 de enero se hizo una misa en la que vinieron representantes de todas las aldeas, venían a saludarlo y traerle regalos. Fue una gran fiesta en verdad, con gran clima de alegría. Para aprovechar la asistencia de tantos fieles. Hicimos la bendición de unas cruces que nos han donado de una fundación. Así que verán en las fotos las primeras cruces que entregamos, a las aldeas que mas se han esforzado en este año. Luego cada una de las 47 irán recibiendo la suya, pero deseamos que a la vez sea un incentivo para que cumplan con las obligaciones de la parroquia.



Para el mismo día que hicimos la bendición de las cruces para las aldeas, se me ocurrió hacer el esfuerzo de terminar de pintar una cruz que hacía mucho tiempo estaba en planes (más de un año y medio). Yo ya había pintado los dos íconos que forman un solo cuadro de la Anunciación-Encarnación del Verbo. La cruz debía ser del mismo tamaño para que quedara proporcionada, y mejor si era iconográfica. Así que con la ayuda de la llegada del P. Johntin, ayuda en todo se sentido, anímica en primer lugar, en cuatro días hice lo que no había hecho en tanto tiempo. Gracias a Dios creo que quedó bien, mide 2,20 mts de alto, y la colocamos bien arriba, como a cinco metros de altura.



Nos alegramos mucho de ir de a poco mejorando la iglesia de la misión, con pocas cosas, pero que sabemos son muy catequéticas. Los íconos siempre fueron una teología en dibujo, un verdadero catecismo en imágenes.



El Padrenuestro de Stanislaus

La primera. Un día de esos de adviento, luego de la misa en Namba Tisa, fuimos a visitar dos enfermos. Uno de ellos, Stanislaus, un hombre mayor, que fue seminarista menor en su juventud, y ha sido catequista. Está postrado en cama desde hace mucho tiempo. Antes se podía mover un poco, pero en este último tiempo ya no se puede levantar de la cama. Recibe siempre la comunión con mucha devoción, y es tradición que todos se acercan para la celebración junto a la cama del enfermo, aunque en la pequeña habitación sólo entran tres o cuatro personas nomás, el resto escucha desde la puerta.



Al alternar los saludos de costumbre, le preguntan cómo se encuentra, y cuenta Stanislaus que está postrado, que tiene un gran dolor en una pierna, y que ya no puede ni pararse. Todos responden con un “¡Pole sana!” (lo siento mucho, es una condolencia)… A lo cual responde inmediatamente: “¿Pero no rezamos todos los días “Hágase tu voluntad…”? Así que hay que saber aceptarlo”, y sonreía con esta salida, que dejó a todos sorprendidos, y también respondieron con una risa general… pero sobre todo viendo la verdad de lo que decía el enfermo, y asintiendo tal pensamiento. Yo creo que es algo que todos alguna vez lo hemos escuchado, y tal vez, reflexionado… pero escucharlo de un enfermo, postrado en su cama, en una aldea lejana y pobre, en Tanzania… son cosas que a uno lo hacen pensar. Y con semejante sermón, no necesité forzar las palabras en swahili. Tengo grabada en la memoria la sonrisa pícara de Stanislaus luego de dejar a todos boquiabiertos con su sencillo y profundo pensamiento.

Muchas gracias por sus oraciones. Les deseo un año 2015 lleno de bendiciones de Dios.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE.

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