Lloran los Cielos sobre el Monte Santo
porque Jesucristo acaba de expirar;
triste has visto, Madre, envuelta en un manto,
que tu Hijo ha hecho de la Cruz altar.
Recuerda, Señora, siempre has sido fiel,
me hallaba Contigo cuando Cristo dijo
-puesto que asomaba la hora postrer-
"Míralo, Mujer, he ahí tu hijo".
Madre, no me atrevo a pedir que no llores;
Madre, ¡quién pudiera tu rostro enjugar!
Es Cristo el consuelo de los pecadores
y es tu desconsuelo, ¡triste soledad!
Muéstrame el camino, Madre Dolorosa,
pronunciaste el fiat y aceptaste ser
Madre de Dios-Hombre, Misericordiosa,
que lo que Dios quiera quiera yo también.
Desvalidos claman huérfanos y reos
tu perdón y gracia sobre el vil mortal
que por tus gloriosos méritos y ruegos
nos veamos libres del eterno mal.
Magdalena de la Cruz
Muéstrame el camino, Madre Dolorosa,
pronunciaste el fiat y aceptaste ser
Madre de Dios-Hombre, Misericordiosa,
que lo que Dios quiera quiera yo también.
Desvalidos claman huérfanos y reos
tu perdón y gracia sobre el vil mortal
que por tus gloriosos méritos y ruegos
nos veamos libres del eterno mal.
Magdalena de la Cruz
No hay comentarios:
Publicar un comentario