Ushetu, 31 de agosto de 2016.
Puedo decirles que después de regresar a la misión, me he pegado una zambullida en el trabajo parroquial… nos queda un buen trabajo por delante antes de que se acabe el tiempo de sequía. Me estaban esperando nada menos que unos ¡28 casamientos! ¡Muy bueno! Pero hay que ir de acá para allá para hacerlos en las aldeas. Es un muy lindo trabajo. Todos se quieren casar en tiempo de sequía, porque en tiempo de lluvias se complica para la fiesta y para que vengan los invitados… sobre todo de lejos. Así que tenemos unas semanas de puro trabajo, con cinco misas por día, y con varios kilómetros de recorrido entre una y otra, por caminos que no se pueden llamar tales.
Pero esta vez quiero contarles de lo que ha pasado en la misión en el tiempo de mi ausencia, porque lo bueno es que la historia sigue, también cuando no estamos nosotros. Y digo que es bueno, porque no deben depender de una sola persona las actividades misioneras. Creo que el escribir esto es un modo de agradecer a los padres que estuvieron a cargo de la misión en mi ausencia, el P. Víctor Guamán, y el P. Jaime Martínez que vino a acompañarlo por cuarenta días. Hubieron muchas y muy importantes actividades en la parroquia. Además, que contarlas creo que es bueno para que queden registradas, como una especie de crónica e historia de la misión en Ushetu que podrá servir en el futuro a los que vengan.
Campamento de niños
Lo primero, fue el campamento de niños de catecismo, los varones de nuestro centro, que llegaron a ser un poco menos de setenta. Con estos se llegó al número de 1.100 niños en campamento en toda la parroquia en ocho grupos distintos. Este último grupo estuvo en nuestra aldea durante cinco días, y entre juegos y clases, intensificaron sus conocimientos de catequesis. También es un momento muy fuerte para crecer en la oración y el contacto con la Eucaristía, sobre todo en el campamento que hacemos en nuestro centro… porque tenemos el Sagrario. El único Sagrario de nuestras 51 aldeas. Muchas veces nos acostumbramos a esto. Los chicos de nuestra aldea saben saludar al Sagrario, y cuando está el Santísimo expuesto para la adoración, saludan con la doble genuflexión. Pero ya desde el primer día se ve que los que vienen de otras aldeas, necesitan aprender esto… porque entran como “Juan por su casa”, como se dice. Luego aprenden mucho sobre la Misa, y la devoción a María. Es muy bueno también el mucho trato con los padres y hermanas, que fomenta la confianza.
Fiesta de los catequistas
Luego de terminar el último de los ocho campamentos de catecismo, tuvo lugar el seminario, retiro y fiesta de los catequistas. Ellos festejan el día de San Juan Bautista cada año, y aprovechamos la ocasión para seguir preparándolos y mejorando su capacitación. Recordarán por antiguas crónicas que comenzamos el año pasado con los seminarios sobre Biblia que dan los misioneros laicos, Servidores de la Palabra. En total son nueve cursos, y este año tuvo lugar el cuarto. Esperamos poder llegar a dar hasta el quinto en lo que queda de este tiempo de sequía. Dios quiera que lleguemos a darlo, pero al menos hemos podido organizar un curso para nivelar a los que se han quedado un poco atrás. Lamentablemente nunca pueden venir todos. Esta última vez hubieron unos 35 catequistas de los 54 que son en total. Pero el bien se va haciendo, y los que saben aprovechar están muy contentos. Se ve que tienen un mayor conocimiento de las Sagradas Escrituras y de la doctrina católica. En alguna ocasión me han dicho que se sienten contentos de ver que están predicando mejor los domingos en la celebración de la palabra. Y otra vez ellos mismos se reían contándome de que pudieron responder con mucha soltura a las objeciones de los protestantes, quienes les preguntaron: ¿Quiénes les enseñan estas cosas a ustedes? Y ellos muy orgullosos, y con autoridad, les decían que “en la parroquia tenemos cursos de Biblia”.
En esta fiesta cada aldea le hace un regalo en agradecimiento a su catequista. Durante un buen tiempo se preparan haciendo colecta para esto, y trabajan mucho. A veces depende del mismo catequista, que si es esforzado, los feligreses son más agradecidos. Y otros que reciben un poquito nomás… a veces mueven al catequista a trabajar mejor el año que comienza. Pero en general tratan de dar lo mejor, y juntan maíz, arroz, dinero, y hasta alguna gallina que ofrecen viva allí mismo. Es una fiesta muy alegre, ya que cada catequista pasa al frente y los representantes de la aldea pasan entre cantos y bailes a agradecerle.
Fiesta de los enfermos
Una de las actividades más fuertes de este tiempo que pasó, ha sido la fiesta de los enfermos. En el marco del Jubileo de la Misericordia, proclamado por el Papa Francisco, en la diócesis se organizó una fiesta de los enfermos y discapacitados. Para poder extender más esta actividad, a más personas, se pensó que mejor sería hacer la fiesta en cada parroquia, y luego llevar algunos enfermos de cada parroquia para la fiesta de la diócesis. En nuestra misión se avisó en todas las aldeas, y se anotaron 126 enfermos. Un gran número, aunque pudieron llegar 101, porque que no fue fácil para muchos de ellos el trasladarse desde sus lejanas aldeas, según su discapacidad, en bicicleta, en moto o en algún transporte público (daladala=minibús).
Vinieron muchos lisiados, con discapacidades de diverso género. Conocimos muchos enfermos de la parroquia, de los que no teníamos noticia, como por ejemplo de dos albinos, que sabemos que sufren mucho en esta sociedad. Tanzania es el país con mayor índice de albinos en el mundo. Hubieron algunos chicos con síndrome Down, y uno de ellos se destacó con sus habilidades artísticas en el fogón posterior a la Santa Misa y almuerzo: una niña de cinco años bailó y acaparó aplausos. También se vieron algunas personas que se movían casi “arrastrándose”, ya que no poseen sillas de ruedas, y es común verlos así hasta en las calles de la ciudad, a tal punto que se ponen ojotas en las manos para poder caminar. Yo al ver las fotos y escuchar el relato del padre Víctor sobre esa fiesta, no puedo más que alegrarme al ver cumplidas las palabras de Cristo: “Al contrario, cuando des un banquete, llama a pobres, a tullidos, a cojos y a ciegos; y serás bienaventurado, porque no tienen para corresponderte. Se te recompensará en la resurrección de los justos” (Lc 14,13-14). ¡Y qué alegría ver esto en nuestra humilde misión de Ushetu!
Fiesta de la Legión de María
Finalmente les cuento de la fiesta de la Asunción de la Virgen, donde aprovechamos de tener el festejo de la Legión de María. Esta vez hicieron la promesa cincuenta miembros, y solemnizaron la fiesta de nuestra Madre. Llenaron la iglesia con el color celeste con se identifican, y luego se llevó en procesión a la Virgen. Es muy bueno ver como la devoción a la Virgen y al Sagrado Corazón van creciendo en nuestra parroquia. Se ha dado una “sana competencia” entre ambos grupos, que quieren cada vez tener más miembros que el otro… y esto ha llevado a que empiecen a recorrer las aldeas, buscando que el grupo se extienda cada vez más. Eso les ha dado mucha fuerza a ambas devociones. Es una pena que por tantos años se haya perdido… pero a la vez se ve la fuerza que esto tiene. No basta más que invitar y predicar, y se suman. En estos grupos se han comenzado a anotar niños de hasta 12 y 13 años, jóvenes de las escuelas secundarias, y muchos adultos.
No me queda más que agradecer a los padres y hermanas que han trabajado tanto en este tiempo. Yo ahora escribo de lo que no he vivido, pero que he escuchado de viva voz. Me alegro tanto de que todo siga sobre rieles, y que como decía al principio, no dependa de una persona. Eso es lo bueno de ser una familia religiosa, uno de los grandes beneficios. Esto le da continuidad a las obras, y nos ayuda a tener ideales altos y planes a futuro.
Aprovecho a terminar contándoles un poco de lo cotidiano, que me parece que hace que estas crónicas tengan su toque familiar. Les cuento de paso para que recen, pero no para que se preocupen. Lamentablemente hoy vi que el tanque de agua de reserva para los meses de sequía está muy bajo (le quedan 40 cm), ¡y nos quedan dos meses de sequía! (porque generalmente comienza a llover a fines de octubre). De todos modos, nos manejaremos bien… ya lo hemos vivido otros años. Hay que comprar el agua, que te traen en carretas tiradas por bueyes, un agua muy sucia, que hay que agregarle medicina para que decante la suciedad. Finalmente hay que tomarse el trabajo de hervirla para consumo humano.
Es verdad que esto nos complica un poco algunas actividades pastorales que tenemos en este mes próximo… como el encuentro de jóvenes de la parroquia en el que calculamos que pueden venir unos doscientos jóvenes, y se quedarán tres días. Además de todas las otras actividades como encuentros de grupos, fiestas, seminarios, etc… que siempre necesitan quedarse, comer, bañarse. Les pido oraciones para que nos podamos manejar bien en estos meses que van a estar duros. Los días por la tarde se ponen calurosos y áridos, mucho polvo, y la falta de agua se siente. No nos va a faltar el agua, es claro, sino que en este tiempo todo esto lleva más trabajo, y la calidad del agua disminuye. Lo positivo es que podemos valorar el gran regalo y don del agua… que no todas las veces reconocemos. De eso me admiraba en mi viaje por Italia, de cosas que en nuestro mundo son tan comunes, y aquí no lo son. Abrir un grifo, y que salga agua… agua limpia.
En otro orden de cosas, les cuento que ya empezamos a limpiar el terreno donde vamos a comenzar a construir postulantado y noviciado. Desmontando, para dejar sólo los árboles y poder decidir dónde comenzar, y eso está muy bueno. Son dieciséis hectáreas. Soñar no cuesta nada…
Oraciones, pues, a todos.
Un abrazo. ¡Viva la Congregación! ¡Viva la misión!
¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano, IVE.
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