lunes, 25 de abril de 2016

¡Ora et labora!

Este año, por el mal tiempo, se han perdido muchas cosechas, pero la caridad de nuestros amigos, no se ha perdido. Gracias a ellos, hacemos estos pequeños trabajos, mientras oramos para que las obras de bien sembradas por nuestros benefactores, les aproveche para la cosecha de la vida eterna.
Y..... a Ustedes: ¡no se pierdan este dulce de durazno, un auténtico producto monacal!

sábado, 23 de abril de 2016

jueves, 21 de abril de 2016

Señor… no pides mucho

Humildad Señor… no pides mucho 



Sería faltar a la verdad, pensar Señor, que es mucho lo que nos pides.


No cabe tal idea cuando vemos que cada partícula de nuestro ser viene de ti y que, amorosamente, nos has creado y mantienes en la existencia. Parecería que no te damos más que lo que te pertenece.


No podemos mantener tal afirmación, cuando por estas naderías que reclamas, nos ofreces en recompensa un Cielo donde, lo incalculable de la alegría, lo mide tu eterna e infinita beatitud. Qué mal negocio haríamos en perder lo sempiterno por bagatelas.


Menos parece sostenible tal sentencia, cuando, para salvarnos del pecado y ganarnos ese Cielo, tú mismo, primero en el vientre encarnado, y luego en una Cruz clavado, te entregaste por nosotros, sin ahorrarte ni una gota de tu sacratísima Sangre. Entre “Tu” y nuestro “yo”… ¿hay comparación?


Alguna escusa quizás podríamos poner si acaso estuviéramos, por ti, en una mazmorra encerrados, perseguidos o totalmente despojados. Pero nos pides solo lo cotidiano, lo prosaico, que hasta vergüenza da pensar en no complacer.


Menos posible es sostener tal dictamen, cuando llegamos a atisbar que en lo que nos pides no buscas más que nuestro propio bien; que si nos negamos somos nosotros los primeros en caer.


¿Por qué entonces, Señor, porque cuesta así, éste nuestro peregrinar?


¿Por qué ante tanta claridad sigue la tiniebla, siempre, en algo opacando la verdad?


¿Por qué somos tentados de dudar, aunque sea por un segundo, de cambiar lo terreno por lo eternal?


¿Qué clase de oculto egoísmo no permite que pensemos más que en nosotros mismos? ¿Y qué pérfida atrofia espiritual nos presenta como mejor lo que en verdad es nuestro propio mal?


¿Por qué, indómitos, rehusamos caminar aquel camino que a tantos llevó a la santidad?


Es cierto, Señor, no pides mucho; y por eso la respuesta a estas preguntas no está más que en nuestra nada pecadora, que llega a tanto en su descenso que mereció la abismal humillación de tu Encarnación y tu Pasión.


Es cierto, Señor, no pides mucho porque no tenemos mucho que ofrecerte, porque todo viene de ti.


Es cierto, Señor, no pides mucho… pero lo pides todo.


Ahora bien… que sea nuestra nada el todo que nos pides y no para otra cosa que para llenarnos totalmente de Ti, verdadero Todo en todas las cosas, es el consuelo más grande, la alegría más acabada, la primera y última razón de nuestro existir y el motivo por el cuál no anhelamos otra cosa que reconocer nuestra nada, para darlatotalmente, y llenarnos de Ti enteramente.


Quien menos nada era, más la reconoció y totalmente la entregó –esclava se dijo de su Señor–, por eso llegó a ser Madre del Todo, y de todos. Por eso, entregar nuestra nada, no tiene mejor ejemplar y modo, que por medio de Aquella, que por hacerse tan nada le dio de su ser al Todo.

miércoles, 20 de abril de 2016

“Somos privilegiados de estar aquí”

Posted on abril 20, 2016


Ushetu, Kahama, Tanzania, 11 de abril de 2016.

Hoy estuvimos en la parroquia de Kabuhima. Ha sido un día histórico para esa parroquia y para la diócesis en general. Recorrimos las cuatro horas que nos separan de ese extremo de la diócesis para asistir a la consagración de la nueva iglesia y del altar de esa parroquia, pero hoy mismo fue establecida como parroquia oficialmente, porque era una parroquia en preparación.


Fue una gran fiesta, realmente muy grande… no me lo imaginaba tan grande, aunque si me imaginaba que iba a haber mucha alegría y una ceremonia muy linda, y no estuve errado. La parroquia es del P. Salvatore de quien les he contado de otras cónicas. Este padre es oriundo de Italia, mas precisamente de la diócesis de Catania, y es del clero diocesano, y con un gran espíritu misionero, ha llegado hace catorce años a esta diócesis y se ha quedado.



Resumo brevemente su historia en ese lugar donde estuvimos hoy. Cuando llegó, allá por el año 2002, comenzó a celebrar misa en una capilla de troncos y barro, con techo de paja. A los pocos años construyó una capilla más grande, de material, con techo de cinc, muy digna. Al tiempo comenzó a quedar demasiado chica, y estuvo el proyecto de hacer una iglesia más grande. Cuando consultó al obispo le dijo que hiciera una bien grande, y él mismo se sorprendió, pero vio que era un deseo de Dios, y un desafío. En el año 2008 se bendijo el terreno y se puso la piedra fundamental. Y hoy, 9 de abril de 2016 hemos asistido a la consagración de dicha iglesia. Le falta trabajo, pero ya es una iglesia, y se comenzará a usar como tal, mientras siguen colaborando todos para terminarla.


Fue una gran fiesta y me sentí muy contento por el mismo P. Salvatore, porque es un sacerdote muy bueno, entregado y generoso. Y no es por decirlo nomás, sino que eso se confirma con el cariño que le demostró hoy la gente, en cada momento que lo nombraban.



Pero me quedó grabada la imagen luego de que anunciaron que era establecida la parroquia oficialmente, con el nombre de “Parroquia de la Sagrada Eucaristía”, y el P. Salvatore nombrado párroco, primer párroco de dicha parroquia. La gente explotó en aplausos, y el padre comenzó un canto que todos los conocen, casi un signo del padre. El padre con el micrófono en la mano cantaba delante del altar con los ojos cerrados y como gozando el momento… me imagino que las abnegaciones vividas en catorce años, el haber dejado su tierra, el sacrificio de la lengua, las humillaciones, la pobreza, y tantas dificultades que habrá superado con la gracia de Dios, se habrán visto coronadas en gran parte el día de hoy.



Aprovecho entonces a hacer algunas reflexiones, porque una vez que fui a visitar al padre, y me alojé en su casa, estuvimos conversando bastante, a pesar de mi “itañol”… Pero lo primero que me dijo fue: “Diego, somos privilegiados de estar aquí. Somos bendecidos por Dios de poder estar donde estamos”. Compartí totalmente la afirmación. Y si bien nuestra conversación de aquella tarde se fue desviando por muchos temas, me quedo con esa frase con la que me recibió, y que sonó muy espontánea.




Yo creo ciertamente que es una gran bendición estar donde estoy, es decir, ser sacerdote y misionero, y misionero en este lugar. Es una gracia inmerecida e impagable. Mucha gente que lee estas crónicas me escribe que desearía poder estar aquí, que se muere por poder venir aunque sea a visitar y trabajar un poco de tiempo. Otros me escriben que siempre fue el sueño de su vida, pero que por las circunstancias actuales, de familia y trabajo, saben que nunca podrán hacerlo, y rezan por nosotros, y se alegran por leer lo que escribimos. Por eso mismo, es una gracia muy grande… digamos simplemente, es una gracia de Dios.

Una gracia de Dios que en mi caso debo agradecer a mi querida Congregación del Verbo Encarnado. No estaría aquí si no estuviera en una congregación misionera. No estaría aquí con estas convicciones, si no hubiera recibido la formación que recibí. Formación que por mis propios defectos tal vez no he aprovechado del todo, pero que en fin, gracias a mis superiores y formadores, y nuestro fundador, soy lo que soy. Lo bueno que tengo, lo que recibido de ellos. No se darían tantos frutos misioneros, si no fuéramos parte de un instituto misionero. El año pasado les contaba que pude hacer más de mil bautismos por mis propias manos, sin contar los que se hicieron en la parroquia por otros sacerdotes. Sin nombrar tampoco tantas otras cosas, como las misas, confesiones, comuniones, confirmaciones, atención a los enfermos, grupos de monaguillos, oratorio, campamentos, misiones populares, Ejercicios Espirituales, y una larga lista de etcéteras.

Tengo la gracia de ser sacerdote y misionero. Y esta gracia la he recibido por pertenecer a una Congregación, que lleva por nombre “Del Verbo Encarnado”.Cuando hice mis votos perpetuos y los firmé sobre el altar, pedí la gracia a Dios, con la ayuda de las oraciones de mis hermanos y hermanas de la Familia Religiosa, de poder ser como “una nueva encarnación del Verbo”, según las palabras de Sor Isabel de la Trinidad. No debo olvidarlo nunca, y por eso les pido que recen por mí, que debo siempre tratar de imitar en todo a Cristo. Como miembros de este Instituto no debemos pretender otro “éxito”, que el de la Cruz, como dijo San Pablo: “… pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado.” (I Cor 2,2) Esa será nuestra mayor alegría, y será un éxito rotundo, como el de Cristo en la Cruz, invisible para el mundo. Que nuestro mayor deseo, como miembros del Verbo Encarnado, sea parecernos a Cristo, y éste crucificado. Mientras más, ¡mejor!

Y así podremos alegrarnos… no estar tristes. Porque hay una bienaventuranza, que nos manda alegrarnos: “Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.” (Mt 5,11-12).

Gracias señor por ser sacerdote y misionero. Concédeme ser fiel hasta el final. Concédeme parecerme a ti.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE

martes, 19 de abril de 2016

"Sólo con Dios se alegra mi corazón"

Parroquia San Maximiliano María Kolbe
3 de Febrero 144 – tel. 0260- 4420714 – kolbe.sanrafael@ive.org
Facebook: https://www.facebook.com/pages/San-Maximiliano-Kolbe/607251839296726
4º Domingo de Pascua
17 de abril de 2016 - Año 4 - Nº 194


 
Estamos tristes porque falleció Agustina Geyer, una joven de 21 años, egresada del colegio Isabel la Católica y parroquiana de San Maximiliano Kolbe junto a su familia. Siempre se manifestó como una joven entusiasta y apostólica, a pesar que la enfermedad que tenía y la hacía sufrir mucho.

Como fiel discípula de Cristo, Agustina, no se hizo esquiva a la cruz y aprendió a llevar las dificultades con alegría. Me decía un profesor que su hija le contaba que bromeaba sobre sí misma; decía: “La enfermedad que tengo da una expectativa de vida de 18 años; tengo 21, es decir: me han regalado 3 años.”

Algunos podrán preguntarse: ¿Por qué ella, siendo tan joven?


A estos les responde la Sagrada Escritura; en el libro de la Sabiduría, capítulo 4, versículo 7 y ss, leemos:

El justo, aunque muera prematuramente, halla el descanso. La ancianidad venerable no es la de los muchos días ni se mide por el número de años; la verdadera canicie para el hombre es la prudencia, y la edad provecta, una vida inmaculada.

Agradó a Dios y fue amado, y como vivía entre pecadores, fue trasladado. Fue arrebatado para que la maldad no pervirtiera su inteligencia o el engaño sedujera su alma; pues la fascinación del mal empaña el bien y los vaivenes de la concupiscencia corrompen el espíritu ingenuo.

Alcanzando en breve la perfección, llenó largos años. Su alma era del agrado del Señor, por eso se apresuró a sacarle de entre la maldad.

Lo ven las gentes y no comprenden, ni caen en cuenta que la gracia y la misericordia son para sus elegidos y su visita para sus santos. El justo muerto condena a los impíos vivos, y la juventud pronto consumada, la larga ancianidad del inicuo.

Ven la muerte del sabio, mas no comprenden los planes del Señor sobre él ni por qué le ha puesto en seguridad; lo ven y lo desprecian, pero el Señor se reirá de ellos.

Los hombres sin fe no comprenderán por qué sus familiares llenos de dolor por la separación momentánea, se encuentran serenos.

Los hombres sin fe no comprenderán nunca por qué se alegran los cristianos ante una partida como esta: ¡es que llegó a la Patria! una de nosotros llegó hasta el Señor y con ella llegamos también nosotros de algún modo. El misterio de la comunión de los santos nos da la seguridad que Agustina fue al cielo pero no se alejó de nosotros. Hoy no tiene los límites que le imponía su cuerpo, se hace presente cada vez que la evocamos en la oración, en una conversación fraterna.

Lo que el Señor enseño que donde haya dos o tres reunidos en su nombre allí estaría Él, también se cumple con los cristianos. De algún modo misterioso pero real, nos mantenemos unidos a nuestros hermanos; a los que están en este mundo, a los que lo dejaron para ir junto al Señor. Realmente están con nosotros, están ayudándonos, velan por nosotros, están atentos a nuestras necesidades.

Agustina no dejará sola a su familia a quien quiso entrañablemente; no dejará a sus amigas y compañeras egresadas; no dejará a sus amigos de los grupos parroquiales; no dejará a sus alumnos de catecismo.

Un día le pedí que me ayudara con los monaguillos y con un brillo indescriptible en los ojos y una gran sonrisa, me dijo que sí; que a ella siempre le hubiera gustado servir en el altar durante la misa. Por eso tampoco dejará de ayudarme con los monaguillos a quienes “envidiaba” porque estaban cerca del altar en la santa misa, como me lo dijo una vez con gestos y palabras.

Recemos por Agustina y el consuelo de su familia. Rezo porque el Señor nos halle “maduros” como la encontró a ella para llevársela antes que sufra en este mundo.

Dios los bendiga. Rezo por ustedes.-



P. Raúl Harriague
Párroco


miércoles, 13 de abril de 2016

Semana Santa en primera persona (segunda parte)



Los días posteriores, se repartieron entre viajes a la ciudad para la Misa Crismal, y viajes a las aldeas para confesar en donde se pudiera… toda la gente lo pide. El padre que confiesa ahora es uno sólo, y de tal modo se ve jaloneado por todos lados, que parece que lo van a descuartizar a uno. Para la misa de la Cena del Señor, del Jueves Santo, yo celebré aquí en nuestra iglesia y el P. Víctor en la aldea de Nyamilangano. En ambos lugares hicimos el esfuerzo de hacer la adoración nocturna, con la invalorable ayuda de los misioneros laicos, que se repartieron los turnos y ayudaban a hacer alguna meditación guiada, enseñando un poco a rezar. Aquí hubieron algunas horas difíciles de cubrir, como las de las dos y tres de la mañana, pero fue emocionante hasta las lágrimas, en la oscuridad de las cuatro y cinco ver un buen grupo de fieles, que llegó casi hasta unos ochenta. Pensemos que aquí hay mucha gente, sí, pero estamos en medio del campo y las casas quedan lejos. Yo les había dado el turno de las 5:00 am a los monaguillos, y vinieron unos veinticinco. Emoción de verlo a Cristo… no totalmente abandonado.
El Viernes Santo rezamos el viacrucis por la mañana, y a la tarde nuevamente celebré aquí y el P. Víctor celebró en la aldea de Uyogo, con mucho fruto y agradecimiento de la gente, que no había tenido esta oportunidad nunca. Esperamos así el sábado de gloria, pero ya que aquí en África tienen una muy buena costumbre de acompañar varios días a los que han perdido algún familiar, les dije que acompañemos a la Virgen, que se anoten por turnos y el sábado estemos con ella. Fue muy lindo ver los distintos grupos que venían, las niñas, la Legión de María, el Sagrado Corazón, y muchas familias… venir en su turno a rezar el rosario. Se escuchaban oraciones y cantos durante todo el día, pocas personas, a veces tres o cuatro, intercalando los misterios con cantos.
Para el Sábado Santo y Domingo de Pascua, cambiamos los roles, el P. Víctor se quedó y yo salí a las aldeas. La Vigilia Pascual la celebré en Ilomelo, a 30 km de Ushetu. Fui temprano con el fin de hacer una breve reunión para ver los preparativos de la ceremonia, y me admiré de lo bien que se habían dispuesto. La primera vez en la historia que iban a tener la celebración de la Vigilia Pascual con sacerdote en ése lugar. Fue un clima fantástico. Todos miraban los ritos muy atentos. Hicimos veintidós bautismos, quince de ellos de adolescentes y jóvenes, y siete niños pequeños. Al terminar la misa de Pascua se quedaron un rato bailando como todo festejo, pero como la ceremonia duró casi cuatro horas, cerca de la 1:30 am estábamos solos con el líder y el catequista, tomando una gaseosa en la puerta de la casita del sacerdote. Allí me habían preparado muy bien mi cuarto, pero que estuvo excesivamente caluroso. Y junto a un corral de chivos a un lado, y un corral de vacas atrás… que me mantuvieron despiertos buena parte de la noche. Una buena composición de lugar de un pesebre, al menos por el aroma y el ruido.
El Domingo de Pascua me esperaban los fieles de Kangeme, cerca de donde dormí, distante apenas ocho kilómetros. Allí aproveché a confesar un poco, pero luego ya dimos inicio a la ceremonia, porque también habían bautismos, y no debíamos atrasarnos demasiado. Aquí también les dimos la Primera Comunión a veintiocho niños, el bautismo a siete jóvenes, siete niños pequeños, y una señora mayor que además de bautizarse recibió a Cristo por primera vez y la confirmación.


Pienso que muchos de ustedes dirán: bien, ya está, ya se terminó… Pero sinceramente les digo que luego de eso, aquí en Tanzania es regla general que la Pascua se sigue festejando el día lunes. Así que Domingo de Pascua y Lunes de Octava, estuvimos con todos los niños y jóvenes, más la ayuda de las hermanas, continuando los festejos en un alegre clima de oratorio festivo. Y si les parece que es suficiente… el martes vino de visita nuestro obispo, así que ¡a preparar todo!


Como sacerdotes misioneros hemos recorrido la Semana Santa, desde la entrada en Jerusalén, pasando por el lavatorio de los pies, la Institución de la Eucaristía y el Sacerdocio Católico… sufriendo con Cristo los dolores del huerto, al pensar en las almas que no son fieles, al ver tantas almas que rechazan la redención. Nos hemos postrado rostro en tierra, para mostrar nuestro duelo el Viernes Santo, hemos estado horas confesando, con el cansancio, y el dolor de escuchar los pecados… Derramando sangre por todos los hombres. Hemos visto la iglesia desnuda de manteles e imágenes, y acompañamos a la Virgen en su duelo. Hemos gozado con tantas almas que recibieron la misericordia de Dios en la confesión, con los que hacía muchos años que no lo hacían, con los que se bautizaron, hicieron primera comunión, se confirmaron… Hemos resucitado con todos ellos.
Puedo decirles, de alguna manera, aunque es muy difícil explicarlo, que el sacerdote vive la Semana Santa en “primera persona”. Una gracia inmerecida.
¡Firmes en la brecha!


P. Diego Cano, IVE.








martes, 12 de abril de 2016

Semana Santa en primera persona (1/2)


Posted on abril 6, 2016

Semana Santa en primera persona


Ushetu, Tanzania, 2 de abril de 2016.


En honor de nuestro padre, Juan Pablo II


En un nuevo aniversario de su entrada al cielo.


Siempre desde mi tiempo de seminario me preguntaba qué sería para el sacerdote poder celebrar la Semana Santa, qué pasaría por su cabeza y su corazón. Uno trata de imaginarse, pero es verdad aquello que el P. Buela nos decía muchas veces hablándonos sobre sacerdocio: “ni se imaginan lo que pasa por el corazón del sacerdote”. Mostrando la grandeza de ese misterio, sobre todo en la celebración de la Santa Misa.





Elegimos algunas de las aldeas más grandes, los que llamamos centros, para celebrarles las ceremonias más importantes del Triduo Pascual, aparte de nuestro centro misional. Por las grandes distancias, la dificultad de movernos de noche, la duración de las ceremonias, y los horarios en los que se permite celebrarlas… decidimos sólo hacer todas las ceremonias aquí, y luego una en otra aldea. Nos repartimos el trabajo con el P. Víctor, y manos a la obra.


Comenzamos la preparación remota de la Semana Mayor de los cristianos con dos actividades principales: una reunión de liturgia y la proyección de la película La Pasión.


La reunión de liturgia fue con todos los catequistas, más los líderes y maestros de coro de las aldeas donde tendrían ceremonias con sacerdote. La reunión se hizo en la aldea de Ibambala, y se repasaron todas las ceremonias, con mucha atención. Los catequistas estaban muy contentos, y preguntaban mucho… pensamos que esto puede haber ayudado a que celebren mejor, ya que en todas las aldeas los catequistas hacen celebraciones de la palabra, y para el Triduo Pascual también se juntan el Jueves Santo, el Viernes hacen la celebración de la Pasión y adoración de la Cruz, y el sábado santo una Vigilia. Pero todo sin sacerdote, sin la eucaristía y sin las bendiciones propias del ministro ordenado, sin lavatorio de los pies, etc. La reunión duró casi tres horas, y quedamos que el próximo año haremos un día entero no sólo para ver los detalles de la liturgia, sino hasta para aprender las melodías litúrgicas, para cantar la Pasión el Domingo de Ramos y el Viernes Santo, lo mismo que el Pregón Pascual, y otras cosas. Les gusta mucho que sea todo cantado, y mientras más largo, mejor. Las melodías gregorianas de esos días las cantan muy bien. No todos lo pueden hacer, pero sí varios de ellos.




Y la otra parte de la preparación remota fue que el P. Víctor visitó varias aldeas para proyectar la película La Pasión, sobre todo donde no la habían visto nunca. Allá partió en medio de un gran calor, con el vehículo cargado de todo lo necesario, incluyendo hasta el generador de electricidad (que ya de tanto trajín, se rindió… el generador, digo). En todos lados hubo mucha gente, y todos muy agradecidos por poder tener la posibilidad. Pude comprobar el fruto en varias ocasiones cuando en la confesión les preguntaba si Cristo había sufrido un poco por nosotros… me respondían que no, no poco, sino que sufrió mucho, y sin dudarlo lo afirmaban. Podría contarles algunas anécdotas de esto, como cuando me decía el P. Víctor que en la aldea de Kipungi, en primer lugar estaban los que habían asistido a la Misa, luego llegaba toda la aldea… paganos, protestantes, y si había algún musulmán, también. Eso levantaba notoriamente la temperatura de la pequeña capilla, de techo de chapa, atestada de gente, y con las ventanas del frente tapadas para dar oscuridad… tienen la composición de lugar de lo sacrificado que ha sido.Allí mismo los que pasaban con sus carretas con bueyes las dejaban mal estacionadas al costado del camino, y se detenían a ver algo, si podían asomarse por algún lugar.






En el portal de la Semana Santa hemos tenido el encuentro de jóvenes de la parroquia. Los misioneros y misioneras laicos nos han ayudado en todo, y gracias a eso ha sido posible. Vinieron casi 150 jóvenes, de muchas aldeas. Llegaron el viernes previo al domingo de Ramos, tuvieron sus charlas y actividades mas importantes el sábado, y el domingo luego de la Procesión de Ramos y la Misa, se regresaron a sus casas. Muy admirable verlos llegar de muy lejos en bicicleta… hasta tres horas algunos. Vienen con su pequeño bolso, dispuestos a dormir en el piso, sin nada más que un plástico por colchón. Una de las actividades más bellas fueron las dos procesiones que hicimos, el viernes y el sábado, con la Imagen de la Virgen de Luján iluminada y todos los jóvenes con antorchas.








El sábado participaron de la Santa Misa, hicieron una hora de adoración con meditación guiada, y aprovecharon a confesarse una gran cantidad. Como por ahora sólo yo confieso, aproveché las charlas de la mañana, la adoración, y algunos tiempos libres para estar confesando. La procesión de Ramos, con tantos jóvenes, sumando a los niños y fieles, fue multitudinaria. Probablemente el año próximo debamos hacer la misa afuera de la iglesia.






Es en el Domingo de Ramos que el sacerdote comienza a vivir la Semana Santa en primera persona, porque él mismo representa a Cristo, y ve a toda la gente que eleva sus ramos, los niños que cantan, el coro con sus “Hosanas y Aleluyas”, y las vestiduras rojas… Luego en la Pasión, leyendo exclusivamente las palabras de Cristo. Y renovando en casa Misa las palabras “esto es mi cuerpo”. Y el cansancio a cuestas, y ver la semana que nos espera, de gozo, pasión y gloria.De las almas redimidas, pero a quienes hay que aplicarles esa redención, por medio de los sacramentos… Y el sacerdote asume eso, el misionero ve que por esas almas ha venido.


(Continuará en una segunda parte)
















miércoles, 6 de abril de 2016

Semana Santa en primera persona (1/2)


Posted on abril 6, 2016


Semana Santa en primera persona

Ushetu, Tanzania, 2 de abril de 2016.

En honor de nuestro padre, Juan Pablo II

En un nuevo aniversario de su entrada al cielo.

Siempre desde mi tiempo de seminario me preguntaba qué sería para el sacerdote poder celebrar la Semana Santa, qué pasaría por su cabeza y su corazón. Uno trata de imaginarse, pero es verdad aquello que el P. Buela nos decía muchas veces hablándonos sobre sacerdocio: “ni se imaginan lo que pasa por el corazón del sacerdote”. Mostrando la grandeza de ese misterio, sobre todo en la celebración de la Santa Misa.




Elegimos algunas de las aldeas más grandes, los que llamamos centros, para celebrarles las ceremonias más importantes del Triduo Pascual, aparte de nuestro centro misional. Por las grandes distancias, la dificultad de movernos de noche, la duración de las ceremonias, y los horarios en los que se permite celebrarlas… decidimos sólo hacer todas las ceremonias aquí, y luego una en otra aldea. Nos repartimos el trabajo con el P. Víctor, y manos a la obra.

Comenzamos la preparación remota de la Semana Mayor de los cristianos con dos actividades principales: una reunión de liturgia y la proyección de la película La Pasión.

La reunión de liturgia fue con todos los catequistas, más los líderes y maestros de coro de las aldeas donde tendrían ceremonias con sacerdote. La reunión se hizo en la aldea de Ibambala, y se repasaron todas las ceremonias, con mucha atención. Los catequistas estaban muy contentos, y preguntaban mucho… pensamos que esto puede haber ayudado a que celebren mejor, ya que en todas las aldeas los catequistas hacen celebraciones de la palabra, y para el Triduo Pascual también se juntan el Jueves Santo, el Viernes hacen la celebración de la Pasión y adoración de la Cruz, y el sábado santo una Vigilia. Pero todo sin sacerdote, sin la eucaristía y sin las bendiciones propias del ministro ordenado, sin lavatorio de los pies, etc. La reunión duró casi tres horas, y quedamos que el próximo año haremos un día entero no sólo para ver los detalles de la liturgia, sino hasta para aprender las melodías litúrgicas, para cantar la Pasión el Domingo de Ramos y el Viernes Santo, lo mismo que el Pregón Pascual, y otras cosas. Les gusta mucho que sea todo cantado, y mientras más largo, mejor. Las melodías gregorianas de esos días las cantan muy bien. No todos lo pueden hacer, pero sí varios de ellos.


Y la otra parte de la preparación remota fue que el P. Víctor visitó varias aldeas para proyectar la película La Pasión, sobre todo donde no la habían visto nunca. Allá partió en medio de un gran calor, con el vehículo cargado de todo lo necesario, incluyendo hasta el generador de electricidad (que ya de tanto trajín, se rindió… el generador, digo). En todos lados hubo mucha gente, y todos muy agradecidos por poder tener la posibilidad. Pude comprobar el fruto en varias ocasiones cuando en la confesión les preguntaba si Cristo había sufrido un poco por nosotros… me respondían que no, no poco, sino que sufrió mucho, y sin dudarlo lo afirmaban. Podría contarles algunas anécdotas de esto, como cuando me decía el P. Víctor que en la aldea de Kipungi, en primer lugar estaban los que habían asistido a la Misa, luego llegaba toda la aldea… paganos, protestantes, y si había algún musulmán, también. Eso levantaba notoriamente la temperatura de la pequeña capilla, de techo de chapa, atestada de gente, y con las ventanas del frente tapadas para dar oscuridad… tienen la composición de lugar de lo sacrificado que ha sido. Allí mismo los que pasaban con sus carretas con bueyes las dejaban mal estacionadas al costado del camino, y se detenían a ver algo, si podían asomarse por algún lugar.



En el portal de la Semana Santa hemos tenido el encuentro de jóvenes de la parroquia. Los misioneros y misioneras laicos nos han ayudado en todo, y gracias a eso ha sido posible. Vinieron casi 150 jóvenes, de muchas aldeas. Llegaron el viernes previo al domingo de Ramos, tuvieron sus charlas y actividades mas importantes el sábado, y el domingo luego de la Procesión de Ramos y la Misa, se regresaron a sus casas. Muy admirable verlos llegar de muy lejos en bicicleta… hasta tres horas algunos. Vienen con su pequeño bolso, dispuestos a dormir en el piso, sin nada más que un plástico por colchón. Una de las actividades más bellas fueron las dos procesiones que hicimos, el viernes y el sábado, con la Imagen de la Virgen de Luján iluminada y todos los jóvenes con antorchas.




El sábado participaron de la Santa Misa, hicieron una hora de adoración con meditación guiada, y aprovecharon a confesarse una gran cantidad. Como por ahora sólo yo confieso, aproveché las charlas de la mañana, la adoración, y algunos tiempos libres para estar confesando. La procesión de Ramos, con tantos jóvenes, sumando a los niños y fieles, fue multitudinaria. Probablemente el año próximo debamos hacer la misa afuera de la iglesia.



Es en el Domingo de Ramos que el sacerdote comienza a vivir la Semana Santa en primera persona, porque él mismo representa a Cristo, y ve a toda la gente que eleva sus ramos, los niños que cantan, el coro con sus “Hosanas y Aleluyas”, y las vestiduras rojas… Luego en la Pasión, leyendo exclusivamente las palabras de Cristo. Y renovando en casa Misa las palabras “esto es mi cuerpo”. Y el cansancio a cuestas, y ver la semana que nos espera, de gozo, pasión y gloria. De las almas redimidas, pero a quienes hay que aplicarles esa redención, por medio de los sacramentos… Y el sacerdote asume eso, el misionero ve que por esas almas ha venido.

(Continuará en una segunda parte)