Hoy día en que recordamos a los Mártires de Barbastro,
co-patronos del Seminario Mayor María Madre del Verbo Encarnado, compartimos la
carta escrita por el seminarista Faustino Pérez, al recibir el aviso de que esa
misma noche, 13 de agosto, serían fusilados los seminaristas que quedaban en el
salón.
“Querida
Congregación: Anteayer, día 11, murieron, con la generosidad con que mueren los
mártires, seis de nuestros hermanos; hoy, trece, han alcanzado la palma de la
victoria 20, y mañana, catorce, esperamos morir los 21 restantes. ¡Gloria a
Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Y qué nobles y heroicos se están portando tus hijos.
Pasamos el día animándonos para el martirio y rezando por nuestros enemigos y
por nuestro querido Instituto. Cuando llega el momento de designar las víctimas
hay en todos serenidad santa y ansia de oír el nombre para adelantar y ponernos
en las filas de los elegidos; esperamos el momento con generosa impaciencia, y
cuando ha llegado, hemos visto a unos besar los cordeles con que los ataban, y a
otros dirigir palabras de perdón a la turba armada: cuando van en el camión
hacia el cementerio, les oímos gritar ¡Viva Cristo Rey! Mañana iremos los
restantes y ya tenemos la consigna de aclamar, aunque suenen los disparos, al
Corazón de nuestra Madre, a Cristo Rey, a la Iglesia Católica, y a ti, Madre
común de todos nosotros. Me dicen mis compañeros que yo inicie los ¡vivas! y
que ellos ya responderán. Yo gritaré con todas la fuerza de mis pulmones, y en
nuestros clamores entusiastas adivina tú, Congregación querida, el amor que te
tenemos, pues te llevamos en nuestros recuerdos hasta estas regiones de dolor y
muerte.
Morimos todos contentos sin que nadie sienta desmayo ni
pesares: morimos todos rogando a Dios que la sangre que caiga de nuestras
heridas no sea sangre vengadora, sino sangre que entrando roja y viva por tus
venas, estimule tu desarrollo y expansión por todo el mundo. ¡Adiós, querida
Congregación! Tus hijos, Mártires de Barbastro, te saludan desde la prisión y
te ofrecen sus dolores y angustias en holocausto expiatorio por nuestras
deficiencias y en testimonio de nuestro amor fiel, generoso y perpetuo. Los
Mártires de mañana, catorce, recuerdan que mueren en vísperas de la Asunción.
¡Y qué recuerdo éste! Morimos por llevar la sotana y moriremos precisamente el
mismo día en que nos impusieron.
Los Mártires de Barbastro, y en nombre de todos, el último y más indigno
Faustino Pérez. C. M. F.
Faustino Pérez. C. M. F.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Corazón de María! ¡Viva la Congregación! Adiós,
querido Instituto. Vamos al cielo a rogar por ti. ¡Adiós, adiós!”